Benjamín Segoviano
El XIII Campeonato Mundial de Futbol se había otorgado a Colombia en 1974, pero ante las exigencias de la FIFA, el presidente de ese país, Belisario Betancourt, decidió renunciar a la organización del torneo en 1982, así que debió apresurarse la elección de una nueva sede. Dado que, por la rotación acordada, la competencia correspondía a América, se postularon cuatro países para llevarlo a cabo: Brasil, Canadá, Estados Unidos y México.
La candidatura brasileña fue retirada, por lo que la decisión quedó entre las tres naciones norteamericanas. La tradición futbolística mexicana, así como la influencia de Guillermo Cañedo dentro de la FIFA, inclinaron la balanza en favor de nuestro país. Sin embargo, el terrible terremoto de 1985 amenazó la organización del campeonato, aunque finalmente se determinó continuar con los preparativos.
Igual que cuatro años atrás, los invitados finales fueron 24. En las eliminatorias Holanda quedó fuera nuevamente. Tampoco calificaron Yugoslavia y Checoslovaquia. A cambio, volvió Portugal. Por África, quedó fuera Camerún, Argelia repitió y Marruecos regresó. Los representantes de Asia fueron Irak y Corea del Sur, mientras por Concacaf clasificó Canadá.
Hubo cambio de formato para la segunda fase: avanzarían los dos primeros de cada uno de los seis grupos, además de los cuatro mejores terceros lugares, para realizar eliminatorias directas desde octavos de final. La mascota fue un chile llamado Pique y el balón utilizado fue el Azteca. Acogieron los partidos la Ciudad de México, Guadalajara, Monterrey, Ciudad Netzahualcóyotl, Puebla, León, Toluca, Querétaro e Irapuato, con 12 estadios en total.
La selección mexicana, entrenada por el serbio-mexicano Velibor Bora Milutinovic, quedó integrada al Grupo B, junto a Bélgica, Paraguay e Irak. Para el primer duelo, ante los belgas, el Tri alineó a Pablo Larios; Mario Trejo, Fernando Quirarte, Félix Cruz y Raúl Servín; Tomás Boy (C), Carlos Muñoz y Manuel Negrete; Hugo Sánchez, Javier Aguirre y Luis Flores. Ingresarían luego Francisco Javier Abuelo Cruz por Flores y Miguel España por Boy.
Por su parte, Guy Thys mandó al campo a Jean Marie Pfaff; Eric Gerets, Franky Van Der Elst, Michel de Wolf y Hugo Broos; Frank Vercauteren, Rene Vandereycken, Enzo Scifo y Jan Ceulemans (C). Entrarían posteriormente Erwin Vanderbergh y Philippe Desmet.
México, cabeza de serie, tuvo sus tres juegos en el estadio Azteca. El conjunto europeo se plantó bien pertrechado en la defensa, hasta que un arribo de Quirarte permitió abrir el marcador con un sólido cabezazo. A los 39, Hugo amplió el tanteo a 2-0, pero los belgas descontaron antes de terminar el primer tiempo. En el segundo, ambos equipos extremaron precauciones, con tímidos intentos de los Diablos Rojos por empatar el juego, sin éxito.
Para el segundo duelo, contra Paraguay, México repitió alineación, en tanto que Cayetano Re mandó a Roberto Fernández; Juan Torales, César Zabala, Vladimiro Schettina y Rogelio Delgado; Jorge Núñez, Buenaventura Ferreira y Julio César Romero; Adolfino Cañete, Roberto Cabañas y Alfredo Mendoza (Ramón Hicks). Flores anotó el 1-0 apenas a los 3’. El resto del encuentro, áspero y con pocas emociones, los sudamericanos lucharon por lograr la igualada, que consiguieron casi al final. Hugo Sánchez falló un pénalti.
Para el tercer choque, por México entraron Amador por Trejo y Carlos de los Cobos por el suspendido Sánchez. A su vez, el DT Evaristo puso a Inyasaf Abdulfattah; Maad Ibrahim, Khalil Mohamed, Nadhim Shaker y Hashem Natik; Obid Annad, Al Roubai Ghanim y Alí Husein; Basim Qasim, Ahmed Radhi y Saddam Karim. Entraron luego Abdul Rahim y Mahmoud Shaker. El juego fue más difícil de lo esperado para el cuadro azteca. Los asiáticos salieron con férrea defensa y lanzaban peligrosos contragolpes. Nuevamente Quirarte, en una llegada por el lado derecho, tiró casi sin ángulo de tiro para el 1-0 final.
El Tri enfrentó a Bulgaria en octavos. Volvió Hugo a la alineación, por Flores; el resto del equipo fue el mismo que contra Irak. A su vez, los búlgaros, dirigidos por Iván Vutsov, salieron con Borislav Mihailov; Nikolai Arabov, Petar Petrov, Georgi Dimitrov y Radoslav Zdravkov; Ayan Sadakov, Zhivko Gospodinov y Plamen Getov; Georgi Yordanov, Atanas Pashev y Kostadin Kostadinov. El cuadro verde brindó la hasta entonces mejor actuación de su historia mundialista. Ganó 2-0 con un soberbio gol de tijera de Negrete, tras una pared con Aguirre, y otro tanto de Servín, para avanzar por segunda vez a cuartos de final.
Desde el sorteo, se había determinado que el ganador del bloque debía trasladarse al estadio Universitario de Monterrey, medida cuya única explicación es la falta de confianza en que el cuadro de casa terminara en primer lugar. Así, tuvo que enfrentar a Alemania, que había finalizado segundo en su grupo. México repitió alineación, mientras que Beckenbauer mandó a Harold Schumacher; Hans Peter Briegel, Andreas Brehme, Karl-Heinz Foerster y Norbert Eder (Dieter Hoeness); Thomas Berthold, Ditmar Jakobs y Lothar Matthaeus; Felix Magath, Karl-Heinz Rummenige (Pierre Littbarski) y Klaus Allofs.
El choque fue intenso, con ligero dominio mexicano, acentuado tras la expulsión de Berthold. Los germanos jugaron con rudeza, al límite del reglamento. Para colmo, Boy se lesionó y debió dejar su lugar a De los Cobos. En un intento por ganar el encuentro, Bora metió al naciente ídolo Abuelo Cruz, por Amador. Una jugada cerca del área chica culminó con el balón en la portería alemana, empujado por el Abuelo, pero el tanto fue anulado sin explicación. Luego, sería expulsado Aguirre y el marcador no se movería ni en tiempo extra.
El pase debió definirse en tiros de pénalti. Los germanos, experimentados y seguros de sí mismos, no erraron ningún disparo pese a la presión del público, mientras que los tiradores del cuadro verde fueron presa de los nervios y sólo Negrete acertó. Pasó Alemania.
Cara y cruz de los daneses
El Mundial de México 86 significó la consagración de Diego Armando Maradona como el mejor jugador en activo del planeta. Su equipo, Argentina, fue encuadrado en el Grupo A (estadios Olímpico Universitario de la CDMX y Cuauhtémoc de Puebla), junto a Italia, Bulgaria y Corea del Sur, donde terminó en primer lugar, seguido por los azurri. Los búlgaros fueron terceros tras perder dos encuentros y empatar con los coreanos.
En el Grupo B, con sedes en el estadio Azteca y la Bombonera de Toluca, atrás de México calificó Paraguay, dejando el tercer puesto para Bélgica. En el C, que se jugó en León e Irapuato, la Unión Soviética terminó a la cabeza, gracias a una goleada de 6-0 sobre Hungría. Francia fue segundo y Canadá, cuarto. En el bloque D, con sede en Guadalajara (estadios Jalisco y Tres de Marzo), Brasil logró pasar como líder, aunque batalló para vencer a España, que también avanzó. Quedaron fuera Irlanda del Norte y Argelia.
El Grupo F se jugó en los estadios Corregidora de Querétaro y Neza 86 de Ciudad Netzahualcóyotl. Dinamarca fue un vendaval, batiendo a Escocia (1-0), aplastando 6-1 a Uruguay e imponiéndose a Alemania por 2-0. Los germanos pasaron en segundo y los charrúas, pese a todo, calificarían en tercer sitio. Y el Grupo G tuvo sus encuentros en los dos estadios de Monterrey (Universitario y Tecnológico) y presenció la sorpresa de ver a Marruecos encabezar el bloque por encima de tres europeos: Inglaterra, Polonia y Portugal. Los británicos ocuparon el segundo puesto y los polacos avanzaron en tercero.
Los octavos de final vieron avanzar a la mayoría de los favoritos, con excepción de los daneses, que se desinflaron al enfrentar a España, pues un Butragueño sublime, con cuatro goles, condujo a su escuadra a un 5-1 inapelable. Dos campeones mundiales quedaron fuera: Uruguay, vencido apenas 1-0 por Argentina, en un choque lleno de rudezas y precauciones extremas, e Italia, derrotado 2-0 por una Francia que conservaba mucho de la magia de España 82.
Ya vimos que México derrotó a Bulgaria. Por su parte, Brasil se deshizo fácilmente de Polonia con un incontrovertible 4-0, mientras los ingleses hacían lo propio con Paraguay, derrotándolo 3-0. Por otro lado, en un encuentro de ida y vuelta, Bélgica pudo ganar a la URSS 4-3 en un partido polémico, pues al menos un tanto belga cayó en claro fuera de lugar. El soviético Igor Belanov hizo los tres goles de su equipo.
Finalmente, el partido entre Marruecos y Alemania pasó casi sin pena ni gloria, porque ambos equipos hicieron poco futbol pero sí cometieron muchas faltas. Los teutones, pese a sus entorchados, sufrieron bastante, pero al final triunfaron gracias a un tiro muy lejano de Matthäus que se le coló al portero Badou Ezaki, quien hasta ese momento había sido el héroe del cuadro africano.
El cenit de Maradona
A partir de cuartos de final, creció la percepción de que el torneo tendría a Maradona como su símbolo para siempre. Habían transcurrido cuatro años de la Guerra de las Malvinas, con la derrota argentina y un golpe al orgullo del país. En la competencia, la suerte enfrentó justamente a pamperos y británicos. El Pibe se robó el partido con dos goles para la historia, uno realizado con el puño que al parecer solo el portero Shilton vio, y otro en el que sembró a medio equipo rival antes de anotar. Al primero lo bautizó el mismo jugador como “la mano de Dios”; al segundo lo consideran muchos el mejor de la historia mundialista. Gary Lineker, avispado centro delantero inglés, logró el 2-1.
Otro gran encuentro se vivió en Guadalajara, entre los espectaculares conjuntos de Francia y Brasil. Luego de 90 minutos de verdadero futbol, y otros 30 de tiempo extra, con empate a uno en el marcador, debieron tirarse pénaltis. Los galos vencieron, en una ronda donde cracks de la talla de Platini y Sócrates erraron sus disparos. Ya vimos que también Alemania dejó fuera a México por el mismo sistema, e igual sucedió en el choque entre belgas e hispanos, que finalizó 1-1, para que en los penales salieran adelante los Diablos Rojos.
De ese modo, las semifinales enfrentaron a Argentina contra Bélgica y a Alemania ante Francia. Los gauchos ganaron por 2-0, gracias a dos portentos de gol de Maradona, realizados con una técnica y una calidad superlativas, aun con la marca encima de los duros defensores europeos. El marcador se repitió en el otro encuentro, favorable a los tozudos germanos. Igual que cuatro años atrás, los galos se quedaron en la orilla, y ante el mismo contrincante.
Para la final, Beckenbauer, técnico germano, asignó a Matthäus la difícil misión de marcar a Maradona. La vigilancia fue casi perfecta, pues el Pelusa tuvo pocas ocasiones para lucir su genialidad. Pero un defensa, José Luis Brown, salió del anonimato y marcó el primer tanto, de cabeza, apenas iniciado el duelo. A pocos minutos del segundo, Valdano puso el 2-0. Mas los teutones no se rinden nunca. Rummenigge acortó e impulsó a los suyos hacia adelante, hasta que, a nueve minutos del final, Rudi Völler logró el empate.
Entonces surgió la jugada magistral, como no, de los pies de Diego. Tomó una pelota en medio campo y, rodeado de playeras enemigas, con una pincelada filtró el balón para dejar a Jorge Burruchaga en posición envidiable. El argentino batió a Schumacher y consumó el 3-2 final. Los pamperos sumaban de esa forma su segundo título y Maradona se ganaba un lugar en el firmamento de los mejores futbolistas de todos los tiempos.
Francia se consoló con el tercer lugar, imponiéndose 4-2 a Bélgica, en Puebla. El inglés Gary Lineker fue campeón goleador, con sus seis anotaciones. A México le quedó el consuelo del golazo de Manuel Negrete.
Benjamín Segoviano
Profesor de carrera, periodista de oficio y vagabundo irredento. Amante de la noche, la música, los libros, el futbol, la cerveza y el cine. Inclinado a escribir acerca de mi ciudad, mi país y su gente, con feliz disposición a la plática entre amigos y a los viajes por el territorio nacional, en un perenne intento de reflejar en escritos esas experiencias.