Benjamín Segoviano
El XVIII Campeonato del Mundo de Futbol se otorgó a Alemania, que se convirtió en el cuarto país en albergarlo dos veces, luego del que organizó en 1974, cuando el país aún se encontraba dividido por la “guerra fría”. Se destinaron 12 estadios en otras tantas ciudades para albergar el torneo.
A las eliminatorias se inscribieron 197 países. Entre los 32 invitados finales no estuvieron Uruguay, eliminado en repesca por Australia, ni tampoco Rusia y Chile, entre otros. Hubo ocho debutantes: Angola, Costa de Marfil, Ghana, República Checa, Serbia y Montenegro, Togo, Trinidad y Tobago y Ucrania. Por otra parte, se determinó que el campeón defensor, en este caso Brasil, ya no calificaría automáticamente y tendría que ganar su lugar en la fase de clasificación.
La larguísima eliminatoria de Concacaf tuvo cuatro rondas: en la primera, compitieron entre sí los conjuntos del Caribe, muchos de ellos representantes de países minúsculos pero que ya contaban con una selección; en la segunda, 24 equipos, ahora sí incluidos los norte y centroamericanos, se enfrentaron por el sistema de copa a ida y vuelta, para quedar solamente 12; en la tercera, se formaron tres grupos con cuatro escuadras cada uno para que, por último, los dos primeros de cada bloque jugaran todos contra todos en un hexagonal a visita recíproca, de donde saldrían tres cuadros directamente al Mundial y un cuarto a repechaje contra un representante de Asia.
Luego de Corea-Japón 2002, Javier Aguirre había renunciado a la dirección técnica de la selección mexicana; en su lugar fue nombrado Ricardo Antonio Lavolpe, ex portero argentino radicado en el país desde sus años de jugador. La decisión fue muy polémica, pero se mantuvo y el proceso pudo llevarse a cabo sin interrupciones durante los cuatro años trascurridos entre un mundial y otro.
México comenzó su eliminatoria a partir de la segunda ronda, tocándole enfrentar al bisoño seleccionado de Dominica, que fue vencido sin dificultad 10-0 en San Antonio, Texas, y 8-0 aquí. Luego, formó parte del Grupo 3, junto a Trinidad y Tobago, San Vicente y las Granadinas y San Cristóbal y Nieves. Como era de esperar en un bloque tan accesible, venció a sus tres oponentes sin dificultades: 3-1 y 3-0 a los trinitarios; 7-0 y 1-0 a los vicentinos, y 5-0 y 8-0 a Saint Kitts and Nevis.
Al hexagonal final llegaron, además de México y Trinidad, los representativos de Estados Unidos, Costa Rica, Guatemala y Panamá. El Tri sufrió dos derrotas en la serie, frente a EE.UU. por 2-0 en Columbus, Ohio, y frente a los trinitarios 2-1 en Puerto España. Además, se empató a un gol de visitante con los panameños, pero el resto de los encuentros fueron victorias: 2-1 y 2-0 frente a los ticos; 2-1 ante los vecinos del norte; 2-0 contra Trinidad y Tobago; 5-0 con Panamá, y 2-0 y 5-2 frente a Guatemala, para terminar igualado en puntos con los estadunidenses. Costa Rica fue tercero. Los trinitarios, ubicados en cuarto lugar, también llegarían a Alemania luego de eliminar a Bahréin.
Calificación de panzazo
Para Alemania 2006, el Tri fue colocado en el Grupo A, junto a Portugal, Irán y Angola. Debutó en Núremberg frente a los iraníes. Lavolpe envió al campo a Oswaldo Sánchez; Carlos Salcido, Rafael Márquez, Ricardo Osorio y Gonzalo Pineda; Mario Méndez, Gerardo Torrado y Pavel Pardo; Jared Borgetti, Guillermo Franco y Omar Bravo. Luego ingresaron Antonio Naelson Sinha, José Kikín Fonseca y Luis Pérez. Por su lado, Branco Ivankovic puso a Ebrahim Mirzapour; Yahya Golmohammadi, Rahman Rezaei, Hossein Kaebi y Mohammad Nosrati; Mehdi Mahdavikia, Javad Nekounam y Alí Karimi; Andranik Timotian, Vahid Hashemian y Alí Daei. Entraron después Arash Borhani y Mehrzad Madanchi.
El conjunto asiático fue derrotado no sin algunas dificultades: Bravo abrió el marcador a los 28’, pero poco después Golmohammadi igualó el marcador, que se mantuvo así por largo tiempo, hasta que en el último cuarto del partido nuevamente Omar puso el 2-1 y el brasileño nacionalizado mexicano Sinha cerrara la cuenta: 3-1.
Para el siguiente duelo, contra Angola en Hannover, la única modificación del tricolor fue la de Sinha por Borgetti; posteriormente entrarían Ramón Morales, Fonseca y Jesús Arellano. Los africanos, dirigidos por Luis de Oliveira Goncalves, salieron con Ricardo Joao; Jamba, Kali, Kalanga (Miloy), y Figeiredo (Rui Marques); André, Mateus (Mantorras) y Mendonca; Loco, Delgado y Akwa. México, aunque dominó, tuvo problemas con la fortaleza física de los rivales y fue errático al frente, por lo que el resultado, empate sin goles, fue justo y dejó la definición del grupo para la última jornada.
La selección mexicana enfrentó al rival más difícil, Portugal, en Genselkirchen. Hubo modificaciones en el cuadro titular: Francisco Maza Rodríguez se agregó como quinto defensa en lugar de Sinha; Luis Pérez entró por Torrado y Kikín Fonseca sustituyó a Franco, aunque después ingresaría de cambio junto a Antonio Naelson y José Castro. En tanto, Luiz Felipe Scolari envió a la grama a Ricardo; Marco Caneira; Fernando Meira; Miguel y Ricardo Carvalho; Petit, Maniche y Tiago; el astro Luis Figo, Simao y Helder Postiga. Entrarían luego Paulo Ferreira, Boa Morte y Nuno Gomes.
Los portugueses anotaron un gol casi al inicio, por conducto de Maniche, y aumentaron la cuenta a 2-0 a los 24’, con penal que cobró Simao, pero solo cinco minutos después, Fonseca acortó el marcador. De ahí en adelante, los aztecas se esforzaron por lograr la igualada y evitar la eliminación, posible si Angola lograba golear a Irán. El empate estuvo muy cerca cuando, al 56’, el árbitro marcó pénalti a favor de México, pero Bravo voló el disparo. La situación se complicó con la expulsión de Pérez a los 61’. No obstante, con 10 hombres, el tricolor siguió al ataque, aunque sin poder empatar. Afortunadamente, árabes y africanos dividieron puntos (1-1) y así se avanzó en segundo lugar. Los lusitanos fueron primeros, pues también habían derrotado 1-0 a los angoleños y 2-0 a los iraníes.
Fuera por un gol de antología
Tocó en suerte a México enfrentar a Argentina en octavos de final. Los sudamericanos habían lucido imponentes en la fase de grupos y eran absolutos favoritos sobre un conjunto azteca que se había mostrado sumamente irregular. No obstante, el partido, celebrado en el Zentralstadion de Leipzig, no mostró gran diferencia entre ambas escuadras.
Los mexicanos saltaron al campo con Sánchez; Salcido, Márquez, Osorio y Castro; Méndez, José Andrés Guardado y Pardo; Borgetti, Ramón Morales y Fonseca. Entrarían después Sinha, Pineda y Torrado. Por su lado, José Pékerman envió a un verdadero trabuco: Roberto Abbondanzieri; Roberto Ayala, Juan Sorín, Gabriel Heinze y Lionel Scaloni; Esteban Cambiasso, Javier Mascherano y Juan Riquelme; Maxi Rodríguez; Javier Saviola y Hernán Crespo. Más tarde ingresarían Carlos Tévez, Pablo Aimar y un jovencísimo Lionel Messi, que ya causaba estragos en las defensas enemigas.
Fue un excelente partido desde el inicio. Un oportuno remate de Márquez abrió el marcador apenas al minuto 6, pero la reacción argentina fue inmediata y a los 10’ Crespo logró el empate. De ahí en adelante ambos conjuntos sostuvieron un duelo de tú a tú, con oportunidades mutuas. Sin embargo, el marcador ya no se movió en tiempo normal y debió jugarse prórroga. Vino entonces el momento decisivo: a los 98’ Maxi Rodríguez mató de pecho la pelota en el filo del área grande mexicana y, sin dejarla caer, soltó un zurdazo impresionante que se incrustó en un ángulo del marco defendido por Sánchez. Un soberbio gol. Lavolpe hizo cambios para intentar la igualada, pero los ches se defendieron con todo y las cifras ya no se movieron. El Tri, una vez más, quedaba fuera.
Avanzan los favoritos
El Grupo A fue ganado con relativa facilidad por el cuadro local, en el que los mismos alemanes no confiaban mucho. Los teutones vencieron a 4-2 a Costa Rica, 1-0 a Polonia y 3-0 a Ecuador. Pese a esta derrota, los sudamericanos lograron el segundo puesto tras sorprender 2-0 a los polacos y golear 3-0 a los ticos, que también cayeron 2-1 frente a Polonia.
En el Grupo B, Inglaterra solo dejó ir un punto al igualar con Suecia a dos goles, pues en sus otros encuentros venció por 1-0 a Paraguay y 2-0 a Trinidad y Tobago. Los suecos también avanzaron, pese a que solo pudieron empatar sin goles con los trinitarios, pues luego derrotaron 1-0 a los guaraníes, que se consolaron con un triunfo de 2-1 sobre los caribeños, quienes pese a los malos augurios no fueron presa fácil y consiguieron ese memorable punto ante los escandinavos.
El Grupo C había sido considerado el “de la muerte” por integrar a Argentina, Países Bajos, Serbia y Montenegro y Costa de Marfil. Sin embargo, no fue así, ya que neerlandeses y sudamericanos se impusieron con claridad e igualaron con siete puntos en el primer lugar, igualando entre sí, luego de que los pamperos derrotaran 2-1 a los marfileños y trituraran 6-0 a los serbios, mientras que la “naranja mecánica” hizo lo propio al ganar 1-0 a los balcánicos y 2-1 a los africanos, los cuales finalizaron en tercer sitio con un 3-2 sobe Serbia.
En el Grupo E pasaron Portugal y México, mientras que el F, integrado por Italia, República Checa, Estados Unidos y Ghana, resultó indiscutiblemente el más disputado. Los azurri hicieron valer su papel de favoritos y vencieron a ghaneses y checos por idéntico 2-0, pero sufrieron mucho ante los norteamericanos, con los que empataron a un gol en un juego polémico en el que el arbitraje perjudicó a EE.UU. Los africanos lograron el segundo puesto tras derrotar 2-0 a los centroeuropeos y 2-1 a los estadunidenses, que en su debut habían sido goleados 3-0 por la República Checa.
Brasil superó a todos sus rivales en el Grupo F: 1-0 a Croacia, 2-0 a Australia y 4-0 a Japón. Sorprendentemente, lo acompañaron a octavos los australianos, que vencieron 3-1 a los nipones y empataron a dos tantos con los croatas, que a su vez igualaron sin tantos frente a los japoneses.
Suiza lideró de forma sorpresiva el Grupo G, gracias a un empate sin goles con Francia y a sendas victorias de 2-0 frente a Togo y Corea del Sur. Los galos apenas pudieron igualar a un gol con los coreanos, pero lograron su pase imponiéndose 2-0 a los togoleses. El cuadro asiático había iniciado con triunfo de 2-1 sobre los africanos, pero al final se quedó en la orilla, debajo de los franceses.
Finalmente, España también obtuvo nueve puntos en el Grupo H, con goleada de 4-0 a Ucrania y triunfos de 3-1 sobre Túnez y 1-0 ante Arabia Saudita. La ex república soviética pasó en segundo gracias lugar a un 4-0 sobre los saudíes y una victoria mínima frente a los tunecinos, que a su vez dividieron puntos con los árabes empatando a dos anotaciones.
Mundial a la europea
Durante los octavos de final, se marcó una tendencia que dominaría éste y los subsiguientes campeonatos: el predominio del futbol europeo. El conjunto de casa, Alemania, se deshizo de Suecia por 2-0 en el ultramoderno estadio Alianz Arena de Múnich. Ya vimos lo ocurrido entre Argentina y México. En el Gottlieb-Daimler Stadion de Suttgart, Inglaterra salió avante por 1-0 sobre Ecuador, y Portugal dejó fuera a Países Bajos en la llamada “batalla de Núremberg”, ya que el árbitro ruso Valentín Ivanov expulsó a dos jugadores de cada equipo y mostró 16 tarjetas amarillas, un récord.
Entretanto, en el Fritz-Walter Stadion de Kaiserslautern, Italia sufrió más de la cuenta para dejar fuera a los aguerridos australianos, con un polémico pénalti anotado por Totti. En Colonia, Suiza y Ucrania no pudieron anotar en 90 minutos y debieron ir a penales, donde los helvéticos erraron los primeros tres tiros y en cambio sus rivales tuvieron mejor puntería y avanzaron a cuartos. Brasil no tuvo problemas para liquidar a Ghana por 3-0 en Dortmund y Francia derrotó con claridad a España por 3 goles a 1.
De esta forma, en cuartos de final hubo seis conjuntos de Europa y dos sudamericanos. En esta fase, Alemania y Argentina libraron en el Estadio Olímpico de Berlín una lucha de poder a poder, en la que terminaron empatados y debieron definir el pase en tiros de pénalti, serie que dominaron los germanos al no errar ninguno de sus cuatro primeros disparos, mientras los pamperos fallaron dos. Italia, en cambio, no tuvo demasiadas dificultades para superar a Ucrania por 3-0 en Hamburgo.
Inglaterra y Portugal -donde ya destacaba Cristiano Ronaldo- tampoco pudieron anotar en el tiempo reglamentario ni en la prórroga y por tanto también fueron a pénaltis, instancia en la que los lusitanos fueron mejores. Brasil, el gran favorito, cayó sin embargo vencido por los franceses en Fráncfort, con gol de Henry. De este modo, en las semifinales participaron exclusivamente representantes del llamado “viejo mundo”.
Gloria azurri
El público alemán, que no había tenido mucha fe en su escuadra, cambió de opinión a medida que avanzaba el torneo, de forma que la semifinal en Dortmund, contra Italia, paralizó al país. El partido fue intenso y disputado. Los 90 minutos reglamentarios terminaron sin goles, pero en el último tramo de la prórroga los azurri lograron dos tantos y eliminaron al conjunto local. La squadra azurra, un equipo maduro en el que destacaban jugadores como Gianluigi Buffon, Fabio Cannavaro, Andrea Pirlo, Luca Toni, Alessandro del Piero, Genaro Gattuso, Francesco Totti y Filippo Inzaghi, alcanzaba su sexta final. El público teutón, por su parte, aplaudió el esfuerzo de su escuadra, comandada por el brillante Michael Ballack, al que secundaban jóvenes talentos entre los que destacaban dos de origen polaco: Miroslav Klose y Lucas Podolski.
La otra semifinal, efectuada en Múnich entre Portugal y Francia, fue definida por el astro Zinedine Zidane al minuto 33’ para el 1-0, con lo que los galos disputarían su segunda final en ocho años. Los lusitanos, que habían llegado más lejos de lo esperado, con Figo y Cristiano Ronaldo como estandartes, fueron al juego por el tercer puesto, en Stuttgart, contra Alemania. Los germanos, arropados por su público, obtuvieron la victoria por 3-1.
La gran final tuvo como escenario el Estadio Olímpico de Berlín. Los dos equipos mostraron pronto sus armas, pues Zidane colocó el 1-0, de pénalti, apenas al minuto 7. No obstante, al 18’, Materazzi logró la igualada, que se mantendría en el resto del encuentro, dominado por los galos, que sin embargo no pudieron hacer más goles.
Llegó entonces el punto de quiebre, protagonizado coincidentemente por los dos anotadores: mientras el balón estaba en juego, al parecer Materazzi dijo algunas ofensas a Zizou. El crack francés, que hasta entonces había brindado un gran encuentro, perdió los estribos y propinó un cabezazo en el pecho al defensor. Como era de esperarse, Zidane fue expulsado por el árbitro argentino Horacio Elizondo. Sin su mariscal, los galos dejaron de atacar y el juego se fue a serie de pénaltis, en la que Trezeguet falló un tiro decisivo. Italia ganaba así su cuarto título mundial, en un campeonato poco brillante, con bajo promedio de goles, muchas tarjetas y crecientes críticas al arbitraje.
Benjamín Segoviano
Profesor de carrera, periodista de oficio y vagabundo irredento. Amante de la noche, la música, los libros, el futbol, la cerveza y el cine. Inclinado a escribir acerca de mi ciudad, mi país y su gente, con feliz disposición a la plática entre amigos y a los viajes por el territorio nacional, en un perenne intento de reflejar en escritos esas experiencias.