Redacción / Pittsburgh, EE.UU.
Franco Harris, el histórico corredor de los Acereros de Pittsburgh incluido en el Salón de la Fama y autor de la ‘Recepción Inmaculada’, considerada la jugada más icónica en la historia de la NFL, murió a los 72 años. La noticia llega justo tres días antes del retiro de su camiseta número 32 por parte de su exequipo.
Harris formó parte de Pittsburgh de 1972 a 1983 y gracias a la jugada histórica, el conjunto de los Acereros comenzó su éxitosa dinastía que lo llenó de triunfos durante varios años.
El hijo de Harris, Dok, informó a The Associated Press que su padre falleció durante la noche del martes. No se dio a conocer la causa del deceso.
Su fallecimiento ocurre dos días antes del aniversario 50 de una jugada que fue clave para que los Acereros dieran al salto definitivo para convertirse en uno de los equipos de la élite de la NFL, y tres días antes que Pittsburgh había previsto una ceremonia para retirar su número 32 durante el descanso del partido contra los Raiders de Las Vegas.
“Resulta difícil encontrar las palabras apropiadas para describir el impacto de Franco Harris para los Acereros de Pittsburgh, sus compañeros, la ciudad de Pittsburgh y la Nación de los Acereros”, dijo el presidente del equipo Art Rooney II en un comunicado. “Desde su temporada, que incluyó la ‘Recepción Inmaculada’, Franco brindó alegría a la agente dentro y fuera del campo de juego. Nunca dejó de colaborar en diversas formas. Tocó a tanta y amado por tantos”.
Harris acumuló 12.120 yardas, obtuvo el premio al Novato del Año de la NFL en 1972 al correr para 1.055 yardas, un récord para un novato en el equipo, y sumó 10 anotaciones. Y ganó cuatro anillos del Super Bowl con los Acereros durante la década de los 70, una dinastía que comenzó de lleno cuando Harris no paró de correr tras un lanzamiento del quarterback de los Acereros, Terry Bradshaw, en el duelo de los playoffs contra Oakland en 1972.
Con Pittsburgh perdiendo 7-6, en 4 y 10 desde su propia yarda 40 y 22 segundos por jugar en el último cuarto, Bradshaw retrocedió y lanzó profundo hacia el running back Frenchy Fuqua. Fuqua y el defensive back de Oakland, Jack Tatum, chocaron, y el ovoide quedó flotando justo por encima de la superficie sintética del estadio Three Rivers. Harris lo atrapó en la 45 de Oakland y corrió hacia a zona de anotación, en medio de varios defensores de los Raiders, para darle a los Acereros la primera victoria en los playoffs en la historia de cuatro década de los playoffs.
Aunque los Raiders reclamaron que la jugada era ilegal en el momento, con el paso del tiempo aceptaron su rol en la historia. El linebacker de Oakland, Phil Villapiano, quien marcaba a Harris en la jugada, llegó a participar en el aniversario 40 de la misma en 2012, cuando se develó un pequeño monumento conmemorando el punto exacto donde se hizo la atrapada.
“Esa jugada realmente representa a nuestros equipos de los 70”, dijo Harris luego que la “Recepción Inmaculada” quedó primera en la votación sobre la jugada más destacada en la historia de la NFL al celebraron el centenario de la liga en 2020.
Aunque los Acereros perdieron la semana posterior ante Miami en el campeonato de la AFC, Pittsburgh daba los primeros pasos rumbo a convertirse en el equipo más dominante de los 70, ganando dos Super Bowls consecutivos, primero tras las temporadas de 1974 y 1975, y nuevamente tras las campañas de 1978 y 1979.
Y todo comenzó con una jugada que transformó a una franquicia y, en ciertos sentidos, a una región.
Franco Harris sigue siendo hasta el día de hoy el líder histórico de los Acereros en cuanto a yardas terrestres, con 11.950, y estaba a un paso de convertirse en el tercer jugador de la franquicia en tener el número de su camiseta retirado. Se retiro en 1984 con el jersey de los Halcones Marinos de Seattle.
De los mejores caballeros
El presidente del Salón de la Fama, Jim Porter, expresó en un comunicado: “Todo el equipo del Salón de la Fama del Futbol Americano Profesional está inmensamente triste hoy. Hemos perdido a un jugador de futbol increíble, un embajador increíble en el Salón y, lo más importante, hemos perdido a uno de los mejores caballeros que jamás haya conocido. Franco no solo impactó el juego de futbol, sino que también afectó la vida de muchos”.
“El Salón de la Fama y los historiadores de todo el mundo contarán la historia futbolística de Franco para siempre. Sin embargo, la historia de su vida nunca se puede contar en su totalidad sin incluir su grandeza fuera del campo. Mi corazón y mis oraciones están con su esposa, Dana, una persona igualmente increíble, una amiga especial del Salón y alguien que se preocupa profundamente por los compañeros de equipo del Salón de la Fama de Franco”, completó.
(Con información de AP)