Por: Don Politik

En Apaseo el Grande, un municipio del corredor industrial donde la violencia parecía inamovible, José Luis “Chelis” Oliveros decidió romper con la inercia. Llegó a la presidencia municipal en 2021 con la promesa de hacer las cosas distintas, y con cifras en mano asegura que lo está logrando: reducción de homicidios, más inversión y un programa de becas históricas.
Oliveros no es un improvisado. Fue diputado federal antes de ser alcalde y regresó a su tierra con la idea de construir resultados visibles. Hoy presume que en su gestión el tiempo de respuesta policiaca bajó, que el municipio atrajo más de 1,300 millones de dólares en inversión y que miles de jóvenes reciben apoyo para seguir estudiando. La apuesta es clara: seguridad y desarrollo como ejes de gobierno.
La narrativa también se apoya en obras concretas: la ampliación de la Unidad Deportiva, la creación de parques vecinales, caminos rurales y programas sociales que buscan darle rostro humano a la política. En un entorno de desconfianza, Chelis intenta vender la imagen de un alcalde joven, cercano y con capacidad de gestión.
Pero su mayor fortaleza es también su mayor riesgo. El corredor Celaya–Apaseo sigue siendo uno de los más violentos del país, y cualquier repunte en los homicidios puede dinamitar su discurso de paz recuperada. Además, dentro del PAN, la competencia es feroz: los liderazgos de León y Celaya suelen monopolizar candidaturas, dejando a figuras como Oliveros con menos margen de proyección.
De aquí al 2027, el camino de Chelis se bifurca: puede consolidarse como caudillo local, asegurar una diputación o dar el salto hacia un cargo estatal. En cualquiera de los casos, su figura ya encarna algo que el PAN necesita con urgencia: renovación y resultados.
La pregunta es si Oliveros sabrá convertir sus logros en capital político real o si quedará atrapado en las dinámicas de un partido que se resiste a abrir espacios. Lo cierto es que, en un Guanajuato donde Morena busca crecer y el PAN lucha por no estancarse, Chelis Oliveros ya juega como carta que nadie puede ignorar.