Por: Don Politik

Alejandra Gutiérrez se ha consolidado como una de las figuras más sólidas del panismo guanajuatense en la última década. Su reelección como alcaldesa de León no solo confirma su fuerza electoral en el municipio más grande del estado, también la coloca en el radar como una carta relevante rumbo a la elección del 2027 y a la sucesión del 2030. La primera mujer panista en gobernar León enfrenta el reto de sostener su narrativa de cercanía ciudadana y resultados concretos en una ciudad que concentra las mayores tensiones de seguridad en Guanajuato.
Su gestión se ha centrado en programas sociales como Médico en tu Casa, apoyos directos a mujeres y una inversión histórica en infraestructura hidráulica y urbana. Estos ejes le han permitido construir un relato de eficiencia y sensibilidad social. Sin embargo, la violencia que golpea al estado, y particularmente a León, limita su proyección más allá del municipio: cualquier repunte en homicidios o ataques a policías erosiona de inmediato el capital político que genera con obras y servicios. En ese sentido, su principal desafío no es solo la administración, sino la batalla por la percepción pública.
En esta ecuación resulta clave la figura de Enrique Avilés Pérez, su estratega de comunicación. Avilés ha logrado blindar la imagen de la alcaldesa mediante un control férreo de la narrativa en medios y redes sociales, posicionándola como una gestora eficaz en medio de la adversidad. Su experiencia en el manejo de la opinión pública local y nacional le ha permitido contener ataques opositores y fuego amigo; además de sostener el discurso de resultados. Sin embargo, el reto de Avilés es trascender la esfera leonesa y proyectar a Gutiérrez en un escenario estatal donde la competencia interna en el PAN se intensifica y la narrativa mediática es mucho más compleja.
El futuro de Alejandra dependerá de si logra transformar la reelección en plataforma para aspirar a un cargo de mayor alcance o si queda acotada en los fuegos internos. El PAN necesita figuras femeninas con legitimidad electoral para sostener su hegemonía en Guanajuato, y Gutiérrez podría encarnar ese papel. Pero su ascenso está condicionado: debe demostrar que puede ser más que la alcaldesa reelecta de León y convertirse en una líder capaz de enfrentar el dilema que marcará al estado en los próximos años: desarrollo con seguridad.