Por: Don Politik

En Guanajuato hay un político que no encaja en el molde de los partidos tradicionales. Se llama Mauricio Trejo Pureco, alcalde de San Miguel de Allende, y hoy es el único priista que ha demostrado que todavía se puede ganar en un estado dominado por el PAN y acechado por Morena.
Trejo acaba de convertirse en el primer presidente municipal reelecto en la historia reciente de San Miguel. Y lo hizo derrotando a panistas en su propio bastión, conteniendo a Morena en plena ola nacional y resistiendo los embates judiciales y mediáticos que en 2021 parecían sepultarlo. Ese regreso lo pinta de cuerpo entero: resiliente, pragmático y, sobre todo, competitivo.
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Mauricio Trejo se sostiene en dos pilares. El primero es la marca San Miguel, que ha sabido vender al mundo. Bajo su administración, la ciudad fue reconocida en 2021 y 2022 como la Mejor del Mundo por Travel + Leisure. Esa narrativa turística le da proyección internacional y lo convierte en un referente más allá de lo local.
El segundo es la cercanía comunitaria. Programas como “Gánate tu Cancha”, el Bosque Deportivo o “Soy tu Amigo” generan un anclaje social real. En un estado donde la política suele vivirse desde la élite, Trejo decidió tocar base en colonias y comunidades, cosechando un capital político difícil de replicar.
Por supuesto, que Trejo no es perfecto. Sus críticos recuerdan señalamientos por peculado y lo acusan de clientelismo. Su estilo frontal incomoda a empresarios y opositores, y su pertenencia al PRI es tanto un lastre como una peculiaridad: ganó más a pesar del partido que gracias a él.
La pregunta es hacia dónde apunta ahora.
- Puede cerrar su ciclo como caudillo local, consolidando un legado en San Miguel.
- Puede dar el salto estatal rumbo a 2027, donde es uno de los pocos priistas con números competitivos para una diputación y de ahí preparar la candidatura a la gubernatura.
- O puede proyectarse en el plano nacional, usando la narrativa turística como carta de entrada a la política federal.
En cualquier escenario, Mauricio Trejo ya dejó de ser un actor secundario. En un PRI que sobrevive con respirador, en un estado que parecía reservado para el PAN y en un tablero donde Morena busca avanzar, Trejo se volvió una variable inesperada.
Eso, justamente, es el factor Trejo: la prueba de que en política todavía hay espacio para líderes que incomodan, resisten y sorprenden.