La tía Politik

Querides ciudadanes, les mando un abrazo desde este rinconcito con más café que certezas—y eso ya es decir. Estoy acá, tratando de convencer a mi cafetera de que trabaje gratis, pero pues no, se ve que hasta las cafeteras conocen bien el valor del trabajo dignamente remunerado.
Hoy les traigo un hecho político que no necesita traducción: ¿se imaginan lucir un Rolex de más de 250 mil pesos, cuando tu sueldo como funcionario apenas llega a 47 mil al mes? Pues ese fue el show que dio Ludovico Mata Vega, coordinador general de Administración del municipio de Guanajuato, al pasearse por una boutique de Miami con el lujo en la muñeca, cuando su salario equivale solo a ocho meses de sueldo de ese accesorio .
Eso, amigues, es la punta del iceberg. Si este tipo se permite ese descaro, ¿qué no habrá bajo el agua? Y ahí es donde entra Alejandro Navarro, su mecenas político, ya marcado por indicios de corrupción. ¿Recuerdan la investigación abierta por la Fiscalía anticorrupción por uso indebido de una patrulla municipal para un partido de fútbol? Pues aún no hay resolución y el escándalo sigue ahí flotando sin respuesta .
Y no es lo único: el barrio anda comentando el famoso “Rancho El Milagrito”, que el hijo de Navarro supuestamente compró a precio de regalo—apenas 42 pesos el metro cuadrado—cuando su valor real podría ser hasta 25 veces más. La regidora de Morena ya está preparando una nueva denuncia por presunto enriquecimiento ilícito .
En resumen: lo del Rolex no es un caso aislado, es el reluciente signo de una red donde el poder se traduce en privilegios y protección mutua. Si hasta las patrullas y terrenos públicos se usan para beneficio personal, ¿qué no estará pasando en las sombras?
Cambiando de asunto (pero sin bajar el tono), les comparto algo más cercano al corazón: el otro día fui al tianguis y comprobé que los precios suben más rápido que los likes en un meme viral. La tortilla ya pesa más que esos relojes de lujo, y el frijol ya es casi un lujo. Mientras ellos coleccionan Rolex y patrullas, nosotres estamos contando centavos para que no nos falte ni el pan, ni la calma. ¿No nos vendría bien un gobierno que se preocupara menos por el bling-bling y más por llenar la despensa?
Pero no caigamos en manos de la desesperanza. Que este escándalo sea un llamado de alerta ciudadana: exijamos transparencia, investigación seria y funcionarios con responsabilidades claras. Que podamos reclamar derechos básicos, sin tener que sentir que solo el lujo presume poder. Y que aquel día llegue donde, en lugar de preguntar “¿por qué ese Rolex?”, podamos exigir “¿por qué no hay medicinas en la clínica?”. Y que esa pregunta nos lleve a la acción.
Ojalá que este despertar colectivo nos transforme, que el coraje se convierta en ciudadanía activa y que las cafeteras—y les funcionaries—sirvan al pueblo y no al lujo.
Un abrazo digno, con café fuerte y esperanza firme—porque nos lo merecemos.
Su columnista ciudadane que sigue pidiendo frijoles justos y gobernantes responsables