Redacción / Roma, Italia
La leyenda del cine italiano Gina Lollobrigida, que alcanzó el estrellato cinematográfico internacional durante la década de 1950 y fue apodada “la mujer más bella del mundo” por el título de una de sus películas, murió en Roma este lunes, dijo su agente. Tenía 95 años.
La agente, Paola Comin, no proporcionó otros detalles. Lollobrigida se sometió a una cirugía en septiembre por un fémur que se le fracturó en una caída. Regresó a casa y dijo que rápidamente empezó a caminar de nuevo.
La revista Time incluyó un retrato dibujado de la diva que apareció en una portada de 1954 por un artículo sobre el cine italiano en el que la comparó con una “diosa”. Más de medio siglo después, Lollobrigida seguía llamando la atención por su cabellera castaña oscura y quebrada, así como su escultural figura.
Luigina Lollobrigida nació en Subiaco el 4 de julio de 1927 en el seno de una familia acomodada que perdió su patrimonio en la Segunda Guerra Mundial y en 1947, con 20 años, se mudó a la cercana Roma, donde comenzó a estudiar Bellas Artes.
Según explica en su biografía, ella era la “privilegiada” en una familia de “refugiados” que malvivía en una adusta habitación y comía “lo poco que lograba recoger”.
El trampolín al mundo del espectáculo se produjo a su llegada a la ciudad, cuando acabó en el escenario del certamen “Miss Roma”, en el que quedó segunda, y posteriormente fue invitada a la final de “Miss Italia”, en la que finalmente triunfó Lucía Bosé.
Poco a poco la joven logró entrar en los estudios romanos de Cinecittà, interpretando pequeños papeles, y tres años más tarde recibió una oferta del millonario productor Howard Huges por la que tomó un avión para volar a Hollywood.
Sin embargo, tardó poco en arrepentirse, al darse cuenta de que solo podría trabajar en producciones de su mecenas, y decidió regresar a Roma para iniciar una carrera que la consagraría como una de las actrices más aplaudidas en Europa.
Sus primeros éxitos llegaron a las órdenes de Luigi Zampa, con cintas como “Campane a martello” (1949). En 1952 protagonizó junto al divo francés Gérard Philipe “Fanfán La Tulipe”, del realizador francés Christian-Jaque, una película premiada en Cannes y en Berlín, lo que le dio gran visibilidad en el continente.
Fue el comienzo de una trayectoria en la que, con su mirada profunda y su exuberante busto, interpretó más de 60 cintas, además de otras tantas piezas teatrales o papeles en series televisivas.
Todos los directores de los años 1950 la querían, pero fue Luigi Comencini quién la impulsó a su máximo esplendor en “Pane, amore e fantasía” (1953), con la que ganó su primer premio, el “Nastro d’Argento”, gracias a un recordado papel junto a Vittorio de Sica.
En aquella época trabajó en grandes producciones internacionales, como “Beat the Devil” (1953), con Humphrey Bogart; “Trapeze” (1956), con Tony Curtis, o “Notre-Dame de Paris” (1956), junto a un Anthony Quinn.
Quizá una de sus trabajos más emblemáticos sea la producción de título premonitorio “La donna più bella del mondo” (1956), junto a Vittorio Gassman, en la que incluso cantó fragmentos de la “Tosca” de Giacomo Puccini.
Asentada como uno de los grandes iconos de la “italianidad”, Lollobrigida fue poco a poco separándose del mundo del cine, en el que conquistó numerosos galardones, a excepción del Óscar.
De manera paralela, su vida privada siempre estuvo en el candelero, con los medios hurgando en sus relaciones y el manejo de su fortuna.
Tras dejar el cine trabajó para Naciones Unidas, hizo de periodista e intentó sin éxito hacerse con un escaño en el Parlamento Europeo.
Durante los últimos años de su vida permaneció activa en la política y en 2022 se presentó como candidata al Senado italiano, pero en esta ocasión las urnas tampoco le favorecieron.
Fuera de cámara “La Lollo”, como se le apodó, mantuvo una histórica enemistad con la también estrella italiana Sophia Loren.
(Con información de AP, EFE, Reuters)