Redacción / Londres, Inglaterra
Seguramente era impensable que la carrera de Roger Federer, cargada de trofeos, terminase con una derrota, pero eso es lo que ocurrió el viernes cuando el maestro suizo de 41 años perdió junto al español Rafael Nadal en una emotiva noche en la Laver Cup.
Ante 17,500 espectadores que agotaron las entradas en el O2 Arena de Londres, Federer, 20 veces campeón de un Grand Slam, regresó tras más de un año de ausencia para un último baile en pareja con su gran rival, en una final apasionante y memorable junto al Támesis.
Por supuesto, este día y este partido tenían que llegar para Roger Federer y para el tenis, como inevitablemente deben arribar para todas en cualquier deporte.
Federer dijo adiós el viernes por la noche, con un último partido antes de marcharse al retiro a los 41 años, luego de una carrera que abarcó casi un cuarto de siglo.
El suizo, quien ganó 20 cetros del Grand Slam, concluyó su carrera con una derrota en un encuentro de dobles de la Copa Laver, en el que formó dupla con Rafael Nadal, su añejo adversario.
Conformó el Equipo Europa junto con el español Nadal, quien ostenta el récord con 22 coronaciones en las grandes citas.
Pese a semejantes laureles, ambos cayeron ante el Equipo Resto del Mundo, formado por Frances Tiafoe y Jack Sock, por 4-6, 7-6 (2), 11-9, en la O2 Arena.
Pero el resultado poco importó. Lo que quedó para el recuerdo fue la despedida a Federer.
O mejor dicho, las despedidas. La de Federer al tenis, a los aficionados, a sus rivales y colegas. Y las de todos esos integrantes del mundo del tenis para el astro.
“Ha sido un recorrido perfecto”, manifestó Federer. “Lo volvería a hacer”.
El último partido
Cuando el reloj ya pasaba de la medianoche en Londres, Federer tuvo la oportunidad de sellar la victoria en el choque de dobles cuando sirvió con punto de partido en una tensa definición en el set decisivo, pero no fue así, ya que los estadounidenses Jack Sock y Frances Tiafoe aguaron la fiesta.
Sock logró un golpe de derecha ganador para sellar una victoria 4-6, 7-6(8) y 11-9 para el Equipo Mundial. Tras un breve momento de casi silencio en el abarrotado estadio, el público estalló para saludar a un emocionado Federer.
El público londinense tuvo que esperar la llegada de Federer y Nadal, ya que el favorito británico Andy Murray y Alex De Minaur se enzarzaron en una serie de interminables peloteos en el primer partido de la noche, que finalmente ganó De Minaur.
Los dos títulos de Murray en Wimbledon le convierten en un icono del deporte nacional, pero la noche giró en torno a Federer, un jugador que figura en el panteón de los grandes del deporte junto a Pelé, Tiger Woods, Michael Jordan y Muhammad Ali.
Incluso las sesiones de entrenamiento de Federer en el O2 estaban llenas de gente de pie y una atmósfera eléctrica lo recibió cuando salió a la pista junto a Nadal justo después de las 22:00 horas, tiempo local, para lo que sería su último baile.
“He hecho esto miles de veces, pero esta vez es diferente. Gracias a todos los que han venido esta noche”, publicó Federer en Twitter a primera hora del día.
Así lo sintieron también todos los presentes en una multitud que incluía al extenista australiano Rod Laver, el hombre que inspiró a Federer a crear el novedoso evento por equipos.
Tras el lanzamiento de la moneda, Federer y Nadal, pareja también conocida como “Fedal”, entraron en calor al son de “London Calling”, de The Clash.
La ovación fue aún mayor cuando Federer sacó una volea en el primer juego, su primer golpe de competición desde la desmoralizante derrota ante Hubert Hurkacz en los cuartos de final de Wimbledon en 2021, cuando perdió el último set por 6-0.
Durante los cambios, las pantallas mostraron algunos momentos icónicos de los 24 años de carrera profesional de Federer con homenajes de Nadal y su madre Lynette.
Los estadounidenses Sock y Tiafoe, villanos de pantomima de la noche, pusieron a prueba las reacciones de Federer con algunos golpes difíciles dirigidos al maestro suizo, que no habría exigido menos.
Sin embargo, Federer no tuvo problemas, ya que su delicado juego de golpes y su ágil juego de pies se mantuvieron intactos a pesar de haber estado tanto tiempo alejado de las pistas.
La pareja, con una edad combinada de 77 años y 42 títulos de Grand Slam entre ambos, se impuso en el primer set al romper el servicio de Tiafoe.
A pesar del ambiente de fiesta que se respiraba en el estadio, no había peligro de que el partido de despedida de Federer se convirtiera en una exhibición.
El partido fue muy serio y después de caer en un break al principio del segundo set, Federer y Nadal se recuperaron y parecían preparados para una victoria en sets corridos, pero se vieron arrastrados a un tenso tiebreak en el set decisivo con el reloj pasando la medianoche.
Los cánticos de “Let’s Go, Roger, Let’s Go” resonaron en las abarrotadas gradas mientras Federer y Nadal se abrían paso hacia la victoria que exigía la ocasión, pero que no lograron por muy poco.
Cuando terminó el encuentro y su carrera, Federer abrazó a Nadal, a Tiafoe y a Sock. Luego comenzó a llorar.
Nadal se enjugó también las lágrimas, mientras una catarata de aplausos resonaba junto con los gritos de afecto desde el graderío.
Federer se llevó las manos a la cintura.
“Gracias”, musitó, mientras devolvía el aplauso al público que había comenzado a corear: “¡Vamos Roger”.
Ello marcó el final de un partido que duró más de dos horas y concluyó unos 30 minutos después de la medianoche.
Mirka, la esposa de Federer, se le unió en la cancha, lo mismo que sus cuatro hijos —dos niñas y dos niños, en ambos casos mellizos— y sus padres. Hubo abrazos y más llanto.
Los miembros de los dos equipos lanzaron a Federer por los aires.
Día maravilloso
Federer aseguró, después de jugar su último partido como profesional, que está feliz, no triste.
“Hemos conseguido pasar esto de alguna manera”, dijo Federer a pie de pista, acompañado por Jim Courier.
“Ha sido un día maravilloso. Estoy feliz, no triste. He disfrutado de ponerme mis tenis una última vez. He tenido a mis amigos aquí, mi familia, a compañeros… Estoy muy contento de haber jugado el partido”, añadió el helvético, que no paró de llorar en toda la ceremonia de despedida.
“Nunca hubiera esperado todo esto. Yo solo quería jugar al tenis. Ha sido perfecto, lo haría de nuevo. Mi final ha sido como lo deseaba”.
Federer anunció la semana pasada que este torneo por equipos, fundado por su empresa gestora, sería el último certamen en el que participaría antes del retiro. Luego aclaró que el encuentro de dobles sería su último.
Antes del viernes, no había competido en torneo alguno desde julio de 2021, cuando cayó en los cuartos de final de Wimbledon. Poco después de eso, se sometió a una tercera cirugía en la rodilla derecha.
Fue incluso poético que Federer decidiera dar el adiós compartiendo la cancha con Nadal, quien fue con frecuencia un duro rival pero llegó a convertirse también en su buen amigo fuera de las canchas.
Marca impresionante
Antes de Federer, la marca de campeonatos en majors era de 14, establecida por el estadounidense Pete Sampras. Federer la superó, al conquistar ocho veces Wimbledon, seis el Abierto de Australia, cinco el US Open y un Roland Garros.
Su currículum impresionante incluye 103 trofeos de por vida en individuales, 310 semanas como el número uno del ranking de la ATP, un cetro de la Copa Davis y medallas olímpicas.
Pero más allá de su elegancia y eficacia en las canchas, Federer fue un digno embajador del tenis, cuya popularidad inmensa atrajo a numerosos aficionados hacia este deporte.
“Para mí, personalmente, (fue) triste en el primer momento, cuando llegué a la conclusión de que era la mejor decisión”, dijo Federer en una entrevista con The Associated Press esta semana sobre sus emociones al darse cuenta de que era hora del retiro. “Lo contuve al principio, luego luché contra esto. Pero podía sentir el dolor”.
Cuando los jugadores de ambos equipos fueron presentados antes del partido de sencillos que inicia el evento por equipos de tres días en el O2 Arena, Federer fue el último en salir de un túnel que conducía a la cancha negra, vistiendo la chaqueta azul con cremallera de su equipo y pantalones negros.
Los aficionados que fueron lo suficientemente ruidosos al recibir a Nadal, Novak Djokovic, Andy Murray y otros realmente se aseguraron de que Federer escuchara su apoyo y gratitud, levantándose para una larga ovación de pie mientras alzaban las cámaras de sus teléfonos para capturar el momento.
Los que tuvieron la suerte de obtener boletos vinieron de todas partes, ninguna distancia es demasiado grande para viajar, ningún costo es demasiado elevado.
“Tengo sentimientos encontrados sobre esto”, dijo Indrani Maitra, ciudadana india de 49 años. “Estoy muy contenta de poder ver su último partido. Pero estoy muy triste porque este es su último partido”.
Maitra acudió con su hija, Anushka Verma, una estudiante de 19 años de la Universidad de California, Berkeley, para lo que dijeron que era la primera vez que veían tenis en vivo. Ambas lucieron sombreros azules para la ocasión, el de Maitra con la insignia “RF” de Federer, el de Verma con el logo de los cuernos de toro de Nadal.
Había filas de cientos de personas en las tiendas “Game, Set, Merch” dentro y fuera del lugar. Jacob Benaion, un brasileño de 61 años, dijo que esperó más de una hora con su hijo, Moyses, de 32 años.
“Amo el tenis. Mi primer favorito fue Ivan Lendl. Después de eso, Pete Sampras. Y después de eso, Roger Federer. Y Roger Federer es el mejor de todos”, dijo Benaion. “Es una leyenda y ayudó a que el tenis creciera en todo el mundo. Es un embajador del tenis”.
Este adiós sigue al de Serena Williams, poseedora de 23 campeonatos de individuales de major, en el Abierto de Estados Unidos hace tres semanas tras una derrota en la tercera ronda. Deja preguntas sobre el futuro de un deporte que él y ella dominaron y donde trascendieron durante décadas.
Una diferencia clave: cada vez que Williams salía a la cancha en Nueva York, la pregunta que se avecinaba era cuánto duraría —una perspectiva de “ganar o esto es todo”.
El viernes esto terminó para Federer, sin importar el resultado.
La Copa Laver, que se juega en su quinta edición, utiliza un formato bastante diferente al de un torneo estándar. Entonces, una victoria para él y Nadal no significaba avanzar a otra ronda.
En cambio, Federer dejó en claro que su rodilla derecha reparada quirúrgicamente no está en condiciones de permitirle continuar, y no competirá más.
Federer se sentó inicialmente entre sus compañeros de equipo Stefanos Tsitsipas —quien jugó contra Diego Scwartzman en el segundo partido individual del día— y Matteo Berrettini para comenzar la espera de su turno en la cancha.
El último encuentro llega después de 1.251 victorias en partidos de sencillos, ambas cifras superadas solo por Jimmy Connors en la era abierta, que comenzó en 1968. Los récords de Federer incluyen ser el número uno de mayor edad en la historia del ranking de la ATP —regresó al primer puesto a los 36 años en 2018— y la mayoría de las semanas consecutivas allí (su marca de semanas totales fue eclipsada por Djokovic).
En el apogeo de sus poderes, Federer participó en 10 finales consecutivas de Grand Slam, un récord, ganando ocho, entre 2005 y 2007. Extendiendo el rastro hasta 2010, llegó a 18 de 19 finales de torneos major.
Más que los números, la gente recordará ese poderoso golpe de derecha, el revés con una mano, el impecable juego de pies, un servicio espectacularmente efectivo, el entusiasmo por llegar a la red, la voluntad de reinventar aspectos de su juego y —la parte de la que está más orgulloso— una longevidad inusual. También, está su personalidad fuera de la cancha.
(Con información de AP, EFE, Reuters)