Redacción / Washington, EE.UU.
El presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, indicó el martes que la frontera con México se volverá un lugar caótico en los próximos días, luego de que deje de estar vigente el llamado Título 42, que finaliza mañana 11 de mayo, mientras empezaban a llegar unos 550 soldados en servicio activo a la región y los migrantes contemplaban la posibilidad de cruzar o no hacia los EE.UU., por lo que resta ver si el país podrá hacer frente al potencial ingreso masivo de migrantes.
Las restricciones han estado en vigor desde 2020 y han permitido a las autoridades federales expulsar rápidamente a los migrantes en la frontera. Llegarán a su fin esta semana y Estados Unidos está implementando una serie de nuevas medidas que reducirán el número de cruces ilegales al tiempo que ofrecen a los migrantes una vía legal hacia Estados Unidos si se registran mediante una app del gobierno, tienen un patrocinador y pasan las revisiones de antecedentes.
Biden dijo que su gobierno estaba trabajando para realizar los cambios de forma ordenada. “Pero está por verse”, dijo ante reporteros. “Será caótico durante algún tiempo”.
Horas antes, Biden habló con su homólogo mexicano, Andrés Manuel López Obrador, sobre las consecuencias del levantamiento de esa norma, debido a que México comparte una frontera de aproximadamente 3.140 kilómetros con Estados Unidos y es una pieza clave para el éxito de cualquier plan que Estados Unidos tenga para controlar la inmigración en su frontera sur.
Ambos presidentes tienen que coordinarse porque una vez que se levante la norma sanitaria se usará exclusivamente el Título 8, que permite solicitar asilo siempre que la persona pueda convencer de que será perseguida o torturada si regresa a su país, pero también autoriza la deportación acelerada de los demás. Y una parte de los expulsados acabará en México.
“Discutieron la estrecha coordinación continua entre las autoridades fronterizas y las fuertes medidas de aplicación de la ley”, en previsión del Título 8, cuyas consecuencias son “más graves” porque castiga con cinco años de prohibición de entrada a los deportados, afirmó la Casa Blanca en un comunicado.
Un previsible aumento de migrantes dejaría todavía más al descubierto las profundas divisiones en un país fundado sobre promesas de seguridad y refugio, pero donde la preocupación por la inmigración ilegal hace incierta su bienvenida.
Muchos de los que tratan de escapar de las crisis económicas y políticas en sus países ya han cruzado la frontera. Frustrados por la falta de opciones legales, algunos se colaron a lo largo de los 3.100 kilómetros que separan al país más rico del mundo de México.
Las ciudades tejanas de El Paso, Brownsville y Laredo han declarado el estado de emergencia y lidian con cientos de personas, la mayoría de América Latina, y otras de China, Rusia y Turquía.
En El Paso algunos migrantes duermen en las calles, se cubren del sol con sábanas o descansan sobre cartones. Hay niños pidiendo limosnas.
El alcalde Oscar Leeser advirtió que sus oficiales se preparan para la llegada de muchos más el viernes.
El movimiento de soldados forma parte de las labores para aumentar la seguridad a lo largo de la frontera sur, pero los elementos tendrán como actividad principal ayudar a vigilar la frontera, capturar datos y brindar apoyo, y “no están allí en modo alguno para interactuar con los migrantes”, afirmó el general de brigada Pat Ryder, secretario de Prensa del Pentágono. El objetivo es liberar al personal de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus iniciales en inglés) para que se dedique a actividades policiales.
Al menos algunos de los soldados serán desplegados cerca de El Paso, Texas, dijo Ryder, aunque agregó que la CBP decidirá a dónde irán los efectivos. Más de 900 soldados, infantes de Marina y miembros de la fuerza aérea llegarán a la frontera sur de Estados Unidos a finales de mes.
Aproximadamente 2.500 miembros de la Guardia Nacional ya han sido desplegados en todos los sectores de la frontera, brindando una serie de servicios de apoyo a la CBP, como vigilancia, detección y transporte aéreo. Por otra parte, miembros de la Guardia Nacional de Texas también están trabajando en la frontera bajo la autoridad del estado.
(Con información de AFP, AP)