¡Qué tal querides!
Con la novedad que ya se van a poder casar mis amigas Lucha y Ceci en Guanajuato sin que tengan que irse a CDMX o tramitar un amparo. Yo celebro siempre el amor, pero no sé si eso de casarse lo garantice. La verdad yo soy prófuga del altar y me he resistido a hacer vida común con alguien porque mejor cada quien su casa y Diosito en la de todos. Hace un rato que decidí ser la tía borracha, el alma de las fiestas, el lugar seguro de ustedes mis sobrines y la loca de los gatos (aunque nomás tengo uno que parece mi marido porque se sale a la hora que le da la gana, me muestra su indiferencia constante y su única preocupación es comer, beber, dormir y pelearse con otros machos en las azoteas).
Aunque los matrimonios entre parejas del mismo sexo no es algo nuevo, me da gusto ese tema porque considero que el trabajo de los gobiernos es administrar, garantizar cosas como la seguridad, la educación, la salud, los servicios y no gobernar en las vidas y decisiones de las personas. Qué bueno que en la Grandeza de México vamos bien con eso.
En otro orden de ideas, me dio mucha risa el spot del PAN donde aparece Santa Claus regañando al viejito de Palacio Nacional. Y es que es verdad, en este sexenio ha aumentado el desempleo, hay más pobres que nunca, la violencia se ha recrudecido y no se ve cómo podamos salir de este hoyo. Lo cierto es que López Obrador se merece puro carbón porque no se ha portado bonito con la mexicanada.
Ya estamos acabando el año y quiero aprovechar para desearles lo mejor de lo mejor. Regalemos ternura, comprensión, solidaridad y buena conducta para hacer de nuestro entorno un mejor lugar.
Bueno, mis cielas, yo me voy a tomar un pequeño descanso porque iré a visitar a unas amistades en Tepetongo donde hace más calorcito. No se embriaguen tanto y si lo hacen no manejen porque el alcoholímetro les da un atorón y ahí dan de cenar pura sopa de fideo fría. Les deseo que su aguinaldo les dure hasta enero. Nos leemos entonces, en este su espacio de confianza.
Besos en sus cachetitos fríos.