Benjamín Segoviano
El XIV Campeonato Mundial de Futbol se jugó en Italia en 1990, mas México no asistió, esta vez por razones extradeportivas. A principios de 1988, la selección juvenil acudió al XII torneo de la categoría de la Concacaf, realizado en Guatemala y válido para la clasificación al Mundial en Arabia Saudita. Quedó en segundo lugar, pero de cualquier forma calificó.
Sin embargo, en abril del mismo año, Antonio Moreno, periodista de lo que entonces era Imevisión, dio a conocer en su columna del diario Ovaciones que tres jugadores de ese cuadro sobrepasaban la edad legal para participar en esa competencia. El reportero Miguel Ángel Ramírez, de La Jornada, investigó el caso y demostró que se habían alterado los datos de nacimiento de al menos dos de los futbolistas en los pasaportes.
El escándalo originó una investigación que llegó hasta los altos mandos de la FIFA, organismo que determinó aplicar una medida ejemplar: suspender al futbol mexicano de toda competencia internacional durante dos años, lo que implicó que la selección olímpica, ya clasificada, no acudiera a Seúl, Corea del Sur; la pérdida del lugar ganado en el Mundial Juvenil y, sobre todo, el impedimento para jugar las eliminatorias de Italia 90.
El Cachirulogate, como se llamó al caso, envió al ostracismo al balompié nacional. Los principales dirigentes de la Federación Mexicana de Futbol fueron suspendidos de por vida, y el recién nombrado director técnico del Tri, Alberto Guerra, prefirió renunciar. La coyuntura favoreció la llegada a la Femexfut de un grupo ajeno a Televisa, encabezado por Emilio Maurer y Francisco Ibarra, directivos de Puebla y Atlas, respectivamente.
Alemania, tricampeón
El Campeonato del Mundo se efectuó nuevamente con 24 equipos. Calificaron todos los campeones mundiales. Colombia regresó al torneo tras estar ausente desde 1962. En Concacaf, sin México, clasificaron Estados Unidos y Costa Rica. Por África, volvieron Egipto y Camerún, y por Asia repitió Corea del Sur y se presentó también Emiratos Árabes Unidos.
La inauguración se efectuó el 8 de junio de 1990 en el estadio Giuseppe Meazza de Milán, con el duelo entre el campeón Argentina y Camerún, del Grupo B, que sorprendentemente ganaron los africanos 1-0 con gol de cabeza anotado por Francois Omam-Biyik, quien años después jugaría en el América. El cuadro camerunés inició así un gran torneo.
En el mismo bloque estuvieron Rumania y la URSS. Tanto argentinos como rumanos derrotaron 2-0 a la Unión Soviética y empataron entre ellos a un gol. Camerún logró su segundo triunfo (2-1) ante el cuadro de los Cárpatos y calificó pese a ser goleado 4-0 por los soviéticos, quienes fueron los únicos que no pudieron llegar a la siguiente fase.
El cuadro local se ubicó en el Grupo A junto a Checoslovaquia, Austria y Estados Unidos. Los italianos lograron el primer sitio tras vencer a todos sus oponentes, seguidos por los checos, quienes lograron una goleada de 5-1 sobre EE.UU., que terminaría en último lugar general. Los austriacos también quedaron fuera.
El Grupo C vio la agradable sorpresa de Costa Rica, que calificó como segundo lugar, atrás de Brasil, luego de superar a Escocia 1-0 y a Suecia 2-1, lo que desató el júbilo colectivo en el país centroamericano. Los amazónicos ganaron el bloque imponiéndose a todos sus oponentes, aunque con marcadores ajustados. Los dos europeos fueron eliminados.
El Grupo D, integrado por Alemania, Yugoslavia, Colombia y Emiratos Árabes, fue el más espectacular, con goleadas de germanos y balcánicos (5-1 y 4-1) sobre EAU y de los teutones sobre los yugoslavos por 5-1. En tanto, los colombianos vencieron a los asiáticos 2-0, pero cayeron con Yugoslavia por la mínima, así que en el último encuentro se jugaron la clasificación frente a la Maanschaft, a la que dominaron gran parte del encuentro con un futbol preciosista, aunque sin contundencia. A dos minutos del final, Littbarski hizo un gol que daba una ventaja injusta al cuadro europeo, pero en tiempo de compensación un pase magistral de Carlos Pibe Valderrama a Freddy Rincón produjo el empate y la locura en la nación sudamericana, que avanzó junto a los dos conjuntos europeos.
En el Grupo E participaron España, Uruguay, Bélgica y Corea del Sur. Los hispanos ganaron el bloque, seguidos por belgas y charrúas, mientras que los coreanos perdieron todos sus encuentros. Finalmente, en el Grupo F, integrado por Inglaterra, Holanda, Irlanda y Egipto, el único triunfo fue logrado por los ingleses, ante Egipto (1-0), pues todos los demás partidos terminaron en empates a cero o a uno, calificando los tres equipos de Europa.
Solo destellos
En octavos de final, se enfrentaron Camerún y Colombia, dos de los cuadros que mejor futbol habían ofrecido, en un juego que ganaron los africanos con dos goles del casi cuarentón Roger Milla, el segundo por un error garrafal del portero Higuita. Checoslovaquia frenó a los ticos goleándolos 4-1 con tres goles de cabeza de Tomás Skuhravy, mientras que Irlanda dejó fuera a Rumania en pénaltis e Italia eliminó 2-0 a un deslucido Uruguay.
Otro esperado duelo fue el que escenificaron Brasil y Argentina. Los amazónicos dominaron todo el encuentro y fallaron en numerosas ocasiones, lo que pagaron caro cuando Maradona, a los 83’, filtró un balón entre tres brasileños hacia Claudio Caniggia, quien venció a su tocayo Tafarell para el 1-0 final. Por su lado, Alemania dejó fuera a Holanda, pese a que el cuadro naranja alineaba a un formidable equipo en el que destacaban Ronald Koeman, Frank Rijkaard, Ruud Gullit y Marco van Basten. Asimismo, Inglaterra pasó a cuartos tras vencer 1-0 a Bélgica, a la vez que Yugoslavia se impuso 2-1 a España, en el último acto de este duelo clásico, pues el país balcánico dejaría de existir poco después.
En cuartos de final, el portero argentino Sergio Goycochea, quien había sustituido al lesionado Nery Pumpido, comenzó a ser el héroe de su equipo en la serie de pénaltis ante Yugoslavia, al detener dos disparos para dar el pase a los gauchos. Previamente, habían errado sus tiros las dos máximas figuras de cada conjunto: Dragan Stojkovic y Maradona. Por su lado, Italia dejó fuera a Irlanda apenas por 1-0, con gol de Salvatore Schilaci, delantero que había iniciado como suplente y se había convertido en el “salvador” de los azurri. Con el mismo marcador, calificó Alemania sobre Checoslovaquia.
El juego restante, entre Camerún e Inglaterra, fue el mejor de toda la competencia. Los ingleses se pusieron en ventaja, con gol de Platt, pero los africanos dieron la vuelta con tantos de Kunde y Ekeke, más a pocos minutos del término Gary Lineker logró empatar gracias a un pénalti. En tiempo extra, un nuevo tiro de castigo dio el 3-2 a los británicos, que así pasaron a semifinales. Los cameruneses fueron despedidos con aplausos.
Los dos juegos de semifinal se definieron con series de pénaltis, tras terminar empatados luego de la prórroga a un gol. En Nápoles, Argentina dejó fuera al cuadro de casa, y en Turín Alemania hizo lo propio con Inglaterra, cuadro en el que destacó el esfuerzo de Paul Gascoigne. El juego por el tercer lugar, celebrado en Bari, lo ganó Italia 2-1 a los británicos.
La final, en el estadio Olímpico de Roma, fue un partido cerrado y con pocas emociones, definido a favor de los alemanes al minuto 85 con una polémica pena máxima marcada por el árbitro uruguayo-mexicano Edgardo Codesal y que Andreas Brehme hizo efectivo, pese al gran esfuerzo de Goycochea. Los germanos lograron así su tricampeonato, igualando a brasileños e italianos. Toto Schilaci fue el goleador del campeonato, con seis tantos.
Benjamín Segoviano
Profesor de carrera, periodista de oficio y vagabundo irredento. Amante de la noche, la música, los libros, el futbol, la cerveza y el cine. Inclinado a escribir acerca de mi ciudad, mi país y su gente, con feliz disposición a la plática entre amigos y a los viajes por el territorio nacional, en un perenne intento de reflejar en escritos esas experiencias.