Redacción / Glasgow, Escocia
Miles de personas se concentraron el sábado bajo un temporal de lluvia y viento en los alrededores de la COP26, en una manifestación que atravesó la ciudad escocesa de Glasgow para exigir soluciones ecológicas y justas a la cumbre del clima de la ONU.
Los colectivos convocantes del Día Global de la Justicia Climática congregaron al menos a unas 100 mil personas en la marcha que arrancó en Kelvingrove Park al mediodía en las proximidades del recinto donde se celebra la COP26.
Promovida por plataformas medioambientalistas, indigenistas, sindicalistas y feministas, entre otros, contará con la participación de activistas como Leonidas Iza, de la Confederación de las Nacionalidades Indígenas de Ecuador, o Verónica Gago, de la plataforma argentina Ni Una Menos.
La marcha tiene lugar un día después de que unos 25 mil jóvenes, con la activista sueca Greta Thumberg a la cabeza, recorrieran las calles de la ciudad para exigir a los líderes políticos que acaben con el “bla, bla, bla” de la COP26, aporten soluciones inmediatas a la crisis climática y denunciaran el “fracaso” de la cumbre climática.
En paralelo, este mismo sábado se replicó la protesta en 200 puntos del mundo, de Seúl a Río de Janeiro, pasando por Manila, México, Lisboa, Los Ángeles o Nairobi. En las protestas de Sídney y Melbourne, los participantes denunciaron que la COP26 era “una comedia” y calificaron de “vergüenza absoluta” la posición de su gobierno, defensor de la industria minera del país.
A pesar de las ráfagas de lluvia, el estado de ánimo en la protesta de Glasgow era animado. Los manifestantes condenaron a líderes del gobierno de todo el mundo ya que las conversaciones climáticas hasta el momento no han logrado generar la rápida acción necesaria.
“Tenemos estas conversaciones, pero no hay políticas para realmente respaldarlas”, dijo Daze Aghaji, un participante de Londres que gritaba sobre el constante golpeteo de los tambores.
“Además de eso, las personas reales deberían estar en la sala”, dijo Aghaji, una referencia a las quejas de la participación extremadamente limitada del público en la cumbre de Glasgow. “¿Cómo se espera que desarrollemos políticas decentes cuando las partes interesadas en esto ni siquiera están presentes en la sala?”
“Este sábado es la primera vez que me manifiesto sobre el cambio climático y estoy muy emocionada por unirme a todos aquellos que llevan años trabajando duro para que se les escuche”, afirmó Iona, una estudiante de arte de 23 años.
“Es muy importante para presionar a los líderes mundiales que se reúnen en la COP26 y mostrarles que les pedimos que rindan cuentas”, agregó.
Brianna Fruean, una samoana miembro del Pacific Climate Warriors, insistió en que había llegado la hora de que los líderes mundiales escuchen a los manifestantes. “Nos negamos a ser solo las víctimas de esta crisis. Estamos luchando y el mundo nos escuchará este sábado”, dijo.
Los manifestantes sostenían carteles con mensajes como: “Código rojo para la humanidad”, “Detengan a los grandes contaminantes”, “COP26, te estamos observando” o, simplemente, “Estoy molesto”. Un letrero tenía la pregunta: “Si no eres tú, ¿entonces quién? Si no es ahora, ¿entonces cuándo?”.
Megan McClellan, de 24 años de Glasgow, dijo que dudaba que los negociadores estuvieran escuchando.
“Esto es para ellos muy fácil de ignorar. Están bien y cómodos” al interior del centro de conferencias, dijo, que está rodeado de vallas de acero.
Pero su amiga, Lucette Wood, de 30 años de Edimburgo, no estuvo de acuerdo.
“Probablemente no hagan nada al respecto, pero fingen que lo hacen… y sólo lo posponen durante 20 o 30 años”, dijo Wood.
Ya sea como una táctica para aumentar la presión contra los gobiernos o como un rechazo a las negociaciones, el despectivo calificativo de Thunberg sobre la cumbre de dos semanas —a una de terminar— repercutió tanto dentro como fuera del sitio.
Líderes gubernamentales y negociadores dicen que son tan conscientes como los manifestantes sobre la urgencia de la tarea, con el tiempo acabándose para controlar la contaminación por combustibles fósiles antes de que la Tierra se enfrente a niveles de calentamiento mucho más elevados.
Jason Cook, de 54 años, llegó a Glasgow con dos amigos y los tres usaban cascos con la palabra “bla”.
Cook, como muchos otros manifestantes, repitió las palabras de Thunberg: “No queremos escuchar más bla-bla-bla”.
(Con información de AFP, AP, DPA, EFE, ONU, Reuters)