Redacción / Ciudad de México
Falleció este jueves a los 102 años de edad el coronel de la Fuerza Aérea Mexicana, Carlos Garduño Núñez, último piloto superviviente del Escuadrón 201, que participó en la Segunda Guerra Mundial, confirmó el secretario de la Defensa Nacional (Sedena), Luis Cresencio Sandoval González.
En sus redes sociales, el funcionario manifestó su pésame por el deceso y recalcó el honor, valor y patriotismo mostrado por Garduño Núñez como parte de la Fuerza Aérea Expedicionaria Mexicana, Escuadrón 201.
“Hacemos votos por su eterno descanso y ofrecemos nuestras sentidas condolencias a su apreciable familia y amigos, deseándoles pronta resignación, paz y consuelo”, señaló Sandoval González.
Garduño Núñez nació en la Ciudad de México el 12 de mayo de 1919 e ingresó a las Fuerzas Armadas el 8 de enero de 1937.
El piloto militar pertenecía a la Fuerza Aérea Expedicionaria Mexicana. Se informó que falleció en el Hospital Central Militar de causas naturales.
En su honor, la Cámara de Diputados guardó un minuto de silencio en su sesión de este jueves.
Dese su curul, el diputado morenista Leonel Godoy Rangel solicitó el minuto de silencio por el sensible fallecimiento del Coronel Piloto Aviador, Carlos Garduño Núñez.
La petición fue concedida por la diputada Karla Yuritzi Almazán Burgos (Morena), en funciones de la presidencia de la Mesa Directiva, quien pidió a las y los presentes ponerse de pie.
El Escuadrón 201
El 13 de mayo de 1942, a las 23:55 horas, el mar frente a las costas de Florida se estremeció cuando el torpedo de un submarino alemán impactó en el buque petrolero mexicano “Potrero del Llano”, desapareciendo en las profundidades del Golfo de México, arrastrando consigo a 13 miembros de la tripulación.
Este acontecimiento no solo removió las aguas marinas, sino también las entrañas de México, que hasta aquel momento había logrado mantener su neutralidad en la Segunda Guerra Mundial.
Solo siete días más tarde, Neptuno volvía a exigir un sacrificio: a su regreso de un viaje a Estados Unidos, el buque petrolero “Faja de Oro” fue torpedeado y destruido por un submarino alemán. Esta vez, nueve marineros perdieron la vida.
México entra en la guerra
Las agresiones en alta mar desataron un tsunami político que obligó al gobierno de México a adoptar una postura frente al conflicto bélico. El 28 de mayo de 1942, la voz del presidente Manuel Ávila Camacho resonaba en las radios a lo largo y ancho del país: “Frente a esta reiterada agresión, …un pueblo libre y deseoso de mantener sin mancha su ejecutoria cívica no tiene más que un recurso: el de aceptar valientemente las realidades y declarar… que… existe un estado de guerra entre nuestro país y Alemania, Italia y Japón”.
Para apoyar a las fuerzas aliadas –y evitar que los mexicanos sirvieran de carne de cañón– se decidió crear una pequeña, pero efectiva, unidad aérea de combate cuya misión consistiría en liberar a Filipinas del asedio japonés. Así fue como nació la Fuerza Aérea Expedicionaria Mexicana (FAEM), alias Escuadrón 201.
A México y Filipinas los unían fuertes lazos de hermandad. Asimismo, México contaba con una significante población coreana resentida con la brutal lucha que el imperio nipón libraba en territorio coreano. Por último, los japoneses también se convirtieron en el blanco de la FAEM tras conocerse los planes de una conspiración frustrada con el fin de desembarcar en Navojoa, Sonora.
300 voluntarios se alistaron. El 21 de julio de 1944, el pueblo mexicano se congregó en la capital del país para despedirlos, y Ávila Camacho ofreció cumplirles una especie de último deseo. Las palabras del soldado Ángel Cabo Bocanegra del Castillo trascendieron el tiempo: “Mi presidente, …solicito que una escuela sea construida en mi pueblo natal de Tepoztlán, Morelos, ya que me da usted esta oportunidad de pagarla con mi sangre”.

Águilas Aztecas vs Sol Naciente
Durante aproximadamente siete meses, la unidad mexicana recibió entrenamiento en distintas bases militares en EE.UU. Finalmente, solo los 30 mejores pilotos fueron seleccionados para apoyar a EE.UU. en la guerra aérea en el frente del Pacífico, a donde partieron el 27 de marzo de 1945, acompañados por 268 integrantes del personal de tierra.
Bajo su nombre de combate “Águilas Aztecas”, no solo pelearon contra la legendaria fuerza del Sol Naciente, sino que también se enfrentaron a los prejuicios racistas de muchos militares norteamericanos, a quienes demostraron su destreza y valor.
El Escuadrón 201 voló 1.966 horas en 95 misiones de combate, sirviendo en observaciones, bombardeos y ametrallamientos de posiciones japonesas en Filipinas y Formosa. Los pilotos mexicanos jugaron un papel decisivo en la liberación de la Isla de Luzón.
Durante las misiones, cinco pilotos del grupo murieron: uno fue derribado, otro se estrelló durante un combate y tres se quedaron sin combustible y perecieron en el mar.
La última misión de combate del Escuadrón 201 fue el 26 de agosto de 1945, cuando escoltaron un convoy al norte de Filipinas.
Al final de la Segunda Guerra Mundial, las “Águilas Aztecas” habían puesto fuera de combate a 30.000 soldados japoneses, destruyendo infraestructura, armas y convoyes de abastecimiento y refuerzo.
El 18 de noviembre de 1945, un México orgulloso recibía con los brazos abiertos a los victoriosos supervivientes. Con máxima eficacia, esta pequeña unidad de combate contribuyó significativamente a combatir las potencias del Eje.
(Con información de DW)