Ben Segram
Domingo 21 de junio de 1970. Brasil e Italia disputan la final del IX Campeonato Mundial de Futbol. Al minuto 18, Tostao efectúa un saque de banda que dirige a Rivelino. El zurdo que actuaba en el scratch como extremo izquierdo, con marca encima, aprovecha el bote del balón para enviar un centro al límite entre las áreas chica y grande. El férreo defensor Tarsicio Burgnich se eleva para ir por la pelota, pero atrás de él una figura morena brinca aún más alto, se detiene un instante en el aire y coloca un firme testarazo a un rincón de la portería, inalcanzable para el arquero Enrico Albertosi.
Pelé, el ejecutor de ese magistral cabezazo, acaba de encarrilar a su equipo a la consecución del tercer título mundial. Aún faltará tiempo, habrá que sufrir, todavía durante el primero periodo, el empate de Boninsegna, gracias a un garrafal doble error de la zaga brasileña, pero en el segundo tiempo la aceitada máquina verdeamarelha eliminará cualquier género de duda y se impondrá con claridad al equipo italiano.
Poco antes del último tanto amazónico, nuevamente Edson Arantes demuestra su enorme talento: al borde del área azurra, se frena, detiene el balón con los pies y, en el tiempo justo, toca suave a su derecha, por donde irrumpe el capitán Carlos Alberto como una locomotora para fusilar a mansalva al portero y decretar el 4-1 final. Brasil se consagrará como tricampéon, obtendrá en definitiva la Copa Jules Rimet y Pelé pasará a convertirse en una leyenda: el mejor jugador de todos los tiempos.
Jueves 29 de diciembre de 2022. El mundo entero llora la muerte de Edson Arantes do Nascimento, el niño nacido en un pueblo perdido llamado Tres Coracoes que se elevó desde la pobreza y superó al racismo para convertirse en el Rey del Futbol, posiblemente en el deportista más conocido de la historia y quizás en el personaje más famoso del mundo. Pelé fue indiscutiblemente el primer jugador global; en cualquier lugar del planeta se sabía de él y su nombre fue sinónimo de excelencia y grandeza.
Hay gente que llega al mundo tocada por el don de la genialidad. Edson fue uno de ellos, y tuvo la suerte de nacer cuando inició el auge de los mass media. La televisión dio cuenta de sus hazañas desde su primera aparición en el ámbito internacional: el Mundial de Futbol de Suecia ‘58. Con apenas 17 años, hizo seis goles, varios de ellos de una manufactura impresionante, que daban muestra de su gran habilidad, inteligencia y eficacia.
A partir de allí, pese a que en Chile ‘62 solo anotó contra México y después no pudo jugar por lesión, y a que en Inglaterra ‘66 el scratch fue eliminado, Pelé fue ídolo y referente de los niños futbolistas de todos los continentes. No importaba nacer pobre ni ser de color para imponerse como el mejor en el más popular de los deportes. Cuando llegó a la mítica cifra de mil anotaciones, su leyenda se afianzó, hasta alcanzar la cumbre en tierras mexicanas.
Antes de maravillar al mundo con jugadas maravillosas, Pelé y su séquito de estrellas pisaron la ciudad de Guanajuato. El parque “Nieto Piña”, hoy en lamentable estado, se convirtió en el campamento auriverde previo al torneo. Una placa así lo recuerda y algunas fotos lo demuestran. Luego, se convertiría en el mariscal del que fue, posiblemente, el mejor seleccionado que ha disputado una Copa del Mundo: seis juegos, seis triunfos, sin empates, sin prórrogas, sin pénaltis.
Tan enorme talento quedó de manifiesto en dos jugadas que ni siquiera fueron gol, pero que son tan recordadas como si lo hubieran sido: un disparo desde el medio campo hacia el marco de Ivo Viktor, portero checo, que por poco entra al arco, y una fabulosa pantalla frente al guardameta uruguayo Mazurkiewicz que solo alguien como O Rei podría haber concebido, aunque tampoco culminó en anotación.
El juego ante los azurri en el Estadio Azteca fue el último de su carrera en un campeonato del mundo, pero aún tuvo vuelo para impulsar el balompié en tierra inhóspita: Estados Unidos. Su contrato con el Cosmos de Nueva York no solo fue noticia mundial, sino el empuje decisivo para que el soccer seconsolidara en territorio yanqui, primeramente, con su práctica obligatoria en las escuelas de nivel básico de ese país y, años después, con la integración de una nueva y poderosa liga: la MLS.
De niños, todos a quien nos gusta el futbol quisimos ser como Edson. Gracias a su juego, Brasil se convirtió en el segundo equipo preferido de los hinchas mexicanos. Y gracias a él, disfrutamos del futbol practicado a nivel de arte. Descanse en paz el gran Pelé.