Redacción / Ginebra, Suiza
El calor extremo en Europa occidental está provocando devastadores incendios forestales en Francia y España y una sequía sin precedentes en Italia y Portugal, mientras el Reino Unido ha registrado este martes la temperatura más alta de su historia, con algo más de 40 grados centígrados, medidos en el aeropuerto londinense de Heathrow.
Sin embargo, esto no es una excepción. Las olas de calor como la que actualmente vive Europa y otras tendencias negativas en el clima serán cada vez más frecuentes y continuarán al menos “hasta 2060”, según advirtió el secretario general de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), Petteri Taalas.
Este patrón está relacionado con el calentamiento observado del planeta que puede atribuirse a la actividad humana, lo que suscita una gran preocupación por el futuro del planeta.
“Las olas de calor se están haciendo más comunes a causa del cambio climático”, dijo Taalas que, usando una analogía deportiva, explicó que hemos dopado a la atmósfera inyectando más gases de efecto invernadero, sobre todo dióxido de carbono, por lo que el calentamiento y otras tendencias “continuarán al menos hasta 2060, independientemente del éxito o no a la hora de mitigar el cambio climático”.
“En el futuro este tipo de olas de calor serán normales y veremos extremos aún más fuertes. Hemos lanzado tanto dióxido de carbono a la atmósfera que la tendencia negativa continuará en las próximas décadas y de momento no hemos sido capaces de reducir nuestras emisiones mundiales”, subrayó el experto en una rueda de prensa para analizar la actual ola de calor en Europa, celebrada junto con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En ese respecto, Taalas ahondó: “Ya hemos perdido la partida en lo que respecta al deshielo de los glaciares. Esperamos que el deshielo de los glaciares continúe durante los próximos cientos de años o incluso miles de años… El aumento del nivel del mar continuará durante el mismo período”.
Taalas reflejó la creciente preocupación por los patrones climáticos extremos en su elección de vestimenta el martes, dijo a los periodistas, eligiendo llevar manga corta y una corbata roja y azul, en reconocimiento al creciente número de alertas rojas que se encienden en toda Europa.
Europa arde
Reino Unido batió el martes su propio récord de temperatura más alta jamás registrada mientras la agencia meteorológica nacional británica afirmaba que tales temperaturas son ahora un hecho en un país mal preparado para tales extremos.
La nación típicamente templada fue apenas la más reciente en ser azotada por un tiempo inusualmente cálido y seco, que ha provocado incendios forestales desde Portugal hasta los Balcanes y que ha provocado cientos de muertes relacionadas con el calor. Imágenes de llamas avanzando hacia una playa francesa y británicos sofocados, incluso a la orilla del mar, han hecho más patentes las preocupaciones sobre el cambio climático.
La Oficina Meteorológica de Reino Unido registró el martes una lectura provisional de 40,3 grados centígrados en Coningsby, en el este de Inglaterra, rompiendo el récord establecido apenas horas antes de 40° C en el aeropuerto de Heathrow. El récord anterior para Gran Bretaña era de 38,7 °C, registrado en 2019. Por la tarde del martes, 29 lugares en Reino Unido habían batido ese récord.
Mientras todo el país sufría el calor con una combinación de horror y asombro, el director de la agencia meteorológica, Stephen Belcher, dijo que tales temperaturas en Gran Bretaña habrían sido “prácticamente imposibles” sin el cambio climático provocado por el ser humano.
Los transportes, la salud pública y las escuelas en Gran Bretaña sufrieron trastornos por el calor fuera de lo común. Muchos hogares, pequeñas empresas e incluso edificios públicos, entre ellos hospitales, no tienen aire acondicionado en Gran Bretaña, mostrando lo inusual que es ese calor en el país, más conocido por la lluvia y las temperaturas suaves.
La ola de calor ha golpeado el sur de Europa desde la semana pasada y provocado incendios forestales en España, Portugal y Francia. Se han reportado casi 600 muertes relacionadas con el calor en España y Portugal, donde se alcanzaron los 47 °C la semana pasada.
Más de 37.000 personas han sido evacuadas de sus hogares y lugares de vacaciones en la región de Gironda, Francia, desde que comenzaron varios incendios en los secos pinares de la zona el 12 de julio.
Efectos sobre la salud
Taalas recordó que en 2003 una ola de calor dejó 75.000 muertos en Europa y destacó que, aunque ahora hay mejores medios de adaptación, la Organización espera un aumento en las muertes entre las personas mayores y con condiciones previas.
Sobre cómo nos afecta medicamente a los seres humanos, habló también en la rueda de prensa la doctora María Neira, de la Organización Mundial de la Salud, quien señaló que las olas de calor suponen un desafío ya que cuando la temperatura llega a 41 grados es algo excepcional y el cuerpo tiene que luchar por mantener estable la temperatura interna.
Esa lucha genera a su vez fatiga, golpes de calor, hipertensión, hipertermia y un cambio de comportamiento, agravado por la falta de descanso nocturno, que afecta incluso la salud mental.
Contaminación del aire
Las olas de calor también actúan como una especie de tapa atmosférica, atrapando contaminantes y degradando la calidad del aire, con consecuencias negativas para la salud, sobre todo para personas vulnerables como los ancianos.
“El cambio climático está afectando a nuestra salud de muchas maneras, no sólo por las olas de calor, que tienen consecuencias directas”, sino también en otros ámbitos de la atención sanitaria esencial, como el aumento de los niveles de enfermedad, añadió la doctora Neira, directora de Salud Pública y Medioambiental de la OMS.
Explicó que está en juego el acceso fiable a los alimentos y al agua, ya que los niveles de producción agrícola “están en riesgo”, y que “seguramente habrá escasez de agua”.
Además, dijo que el 99% de la población mundial respira un aire que no cumple las normas sanitarias establecidas por la ONU, lo que repercute enormemente en las afecciones respiratorias y cardiovasculares crónicas.
Efectos sobre la agricultura y el turismo
Petteri Taalas también advirtió de los efectos de estos fenómenos climáticos extremos en la agricultura, ya que agostan los cultivos antes de las cosechas.
“Esperamos ver grandes impactos en la agricultura. Durante las anteriores olas de calor en Europa, perdimos gran parte de las cosechas. Y en la situación actual -ya tenemos la crisis alimentaria mundial a causa de la guerra en Ucrania- esta ola de calor va a tener un mayor impacto negativo en las actividades agrícolas”, alertó.
Las olas de calor también tendrán un impacto en el turismo en el sur de Europa ya que, como el indica el funcionario de la ONU, no es muy agradable visitar los sitios turísticos de países como Grecia, Italia, España y Portugal a temperaturas que rondan los 40 grados.
Robert Stefansky, jefe de Servicios Aplicados del Clima de la OMM, señaló por su parte que se espera que el pico de la actual ola de calor se haya alcanzado este martes en el Reino Unido, Francia y Suiza, aunque se prevé que continué unos días más.
Stefansky recordó que aún no se ha superado el récord de temperatura en Europa, registrado en la isla italiana de Sicilia el año pasado, cuando se alcanzaron los 48,8 grados centígrados, pero indicó que ayer el servicio meteorológico de Portugal observó una temperatura de 47 grados.
“Nuestra preocupación es que estos récords se producen cada vez más cercanos en el tiempo”, añadió Stefansky.
La clave es la ambición
Para la doctora Neira, “la mejor solución será, de nuevo, ser muy ambiciosos a la hora de abordar las causas de este calentamiento global”.
“Llevamos mucho tiempo alertando de que el cambio climático está afectando mucho a la salud humana”, lo que también repercutirá en la lucha por alcanzar las emisiones netas de carbono, y en la crucial transición hacia fuentes de energía limpias y renovables, subrayó.
Finalmente, dijo que se teme que en las próximas semanas se produzcan más muertes entre los ancianos y las personas con problemas de salud preexistentes, debido a la ola de calor que se está produciendo, con los consiguientes retos para los sistemas sanitarios, para hacer frente a la creciente demanda.
(Con información de AP, ONU)