La tía Politik
Querides, no sé si a ustedes les pasa, pero últimamente siento que la política de Guanajuato es como ese grupo de WhatsApp de la familia: todo mundo está, pero nadie se pone de acuerdo ni para elegir el menú de la posada. Y lo peor, siempre hay uno que “ya no se mete en pleitos” pero bien que manda indirectas con stickers.
El PAN, que antes se vendía como la familia unida de las fotos de campaña, hoy parece más la sala de espera de un divorcio colectivo. Tienen de todo: el equipo de Libia, la dirigencia estatal, los alcaldes, Alejandra Gutiérrez con su propio libreto y lo que queda del “capital” de Diego Sinhue, que ya no es precisamente oro político. Y ojo, dentro del equipo de la gobernadora tampoco hay un coro angelical; más bien, varios coros afinando cada quien su propia canción para la próxima elección.
De la dirigencia estatal… pues no se dice nada, porque no hace nada. Está como ese primo que llega a las reuniones familiares, se sienta a un ladito, no opina y al final se va antes de que le pidan lavar los platos.
La joya de la corona —o la manzana de la discordia— es León. Aquí no solo se cocina la antesala al 2027: quien se quede con la dirigencia municipal tendrá la llave del poder local y un boleto VIP para influir en la selección de candidatos y el futuro de dicho municipio. Y ya hay varios apuntados que no quieren solo la silla, quieren controlar la agenda, el presupuesto partidista y, de paso, la lista de “quién sí” y “quién no” llega a la boleta.
En medio de todo, perfiles como el de Navarro coquetean con Morena, justificando su baile de salón porque “así lo hacen arriba”, justificándose con la buena relación de las mandamás en México y Guanajuato.
Y por si faltara leña para la fogata, salidas como la de Juan Manuel Oliva hacia México Republicano, un nuevo espacio que bien podría convertirse en refugio para dolidos, exiliados voluntarios y quienes no quieren seguir jugando en este equipo dividido, pero tampoco están listos para quedarse sin cancha.
Esto se siente como cuando en una casa grande se va la persona que ponía orden y de repente todos quieren mover los muebles a su gusto. Y claro, nadie recoge el tiradero. FALTA OPERACIÓN POLÍTICA, y lo pongo así porque parece que ni lo escuchan. Hay quienes andan más ocupados en sus proyectos personales que en cerrar filas, mientras Morena crece y se frota las manos.
Me recuerda al barrio cuando teníamos un equipo de fútbol: en vez de entrenar juntos, todos se ponían a fichar por equipos contrarios “por si acaso” el nuestro perdía. Resultado: nadie entrenaba, todos jugaban mal y, por supuesto, nos goleaban.
Ojalá que, en vez de seguir repartiéndose culpas como si fueran tortillas calientes, decidan sentarse a cocinar un plan en serio. Porque en la política, como en la vida, si no cuidas tu casa, pronto alguien más viene y la ocupa.