Loth Olvera Arredondo
Sigue la incertidumbre y la división de opiniones y posturas, de profesores y padres de familia, frente al regreso a clases presenciales aún y cuando se ha reiterado por parte de las autoridades que el regreso es voluntario. Y es que una vez más se pone de manifiesto algo que ya es sabido, pero que se deja a un lado, la carencia de servicios básicos en un alto porcentaje de escuelas y el alto número de alumnos por grupo en la escuela pública, así como los dobles turnos que dificultarán la organización en este regreso a clases.
El debate no está en si se regresa o no a las aulas de clases, el debate más bien está en la forma cómo se debe de regresar y las condiciones en que cada una de las escuelas tiene que hacerlo de manera particular. Creo que la problemática se dará en cuanto a que las autoridades educativas tengan la flexibilidad, la comprensión y la empatía con la diversidad y la desigualdad que existe en la estructura e infraestructura de cada una de las instituciones, porque la situación de cada una es muy diferente; cada docente se enfrentará a una realidad muy distinta y aquí las autoridades deberán de tener un papel flexible y comprensivo. Lo primero que tenía que pensarse para que este regreso a las aulas sea lo más seguro para todos, es que las autoridades estén dispuestas a permitir que cada uno de los docentes maneje de acuerdo a su conocimiento, su experiencia, el seguimiento que pudo haberles dado a sus alumnos durante estos meses de pandemia, durante estos meses de atención de manera virtual a aquellos alumnos que tuvieron la oportunidad de hacer un seguimiento de sus aprendizajes porque es muy claro que hay una enorme desigualdad en cuanto al acceso a las redes sociales, e incluso al acceso a la señal de internet en las diferentes regiones del país; por lo tanto tendríamos que pensar en que las autoridades comiencen por destinar los recursos para hacer que cada institución tenga lo mínimo necesario para cuidar de la salud, de la seguridad de cada uno de los participantes, tanto alumnos como profesores.
Sin duda que en nuestro país existe una enorme desigualdad en cuanto a las instituciones, desde las que no cuentan con agua potable, con los recursos necesarios para las mínimas medidas de seguridad e higiene que ahora tendrán que implementarse en todos y cada uno de los planteles a lo largo y ancho de nuestro país, hasta aquellas que no cuentan con un edificio digno para la labor educativa. Es por eso que las autoridades tendrían que comenzar con hacer un análisis de cada una de las instituciones educativas y ver cuáles son sus necesidades, porque existe una gran diferencia entre una escuela de la zona rural en donde, probablemente, hasta haya ciertas ventajas para el sano distanciamiento de acuerdo al número reducido de alumnos, podrán estar con mayor facilidad al aire libre; por el otro lado, en la zonas urbanas hay hacinamiento de alumnos en los salones, hay alumnos que tienen que trasladarse a la escuela en un transporte público y sin duda que en ese trayecto puede haber el riesgo de contagio, salen bien de su casa pero en el transcurso de su casa a la escuela pueden infectarse con el virus. Entonces la pregunta: ¿regresar o no a clases?
El debate entonces no está en el regreso o no a clases, que por otro lado ha quedado claro y establecido por parte de organismos internacionales como la UNESCO o la UNICEF que recomiendan que debe de recuperarse el regreso a las clases presenciales, que son necesarias para el desarrollo no sólo de los aprendizajes teóricos sino también para el desarrollo de lo social, lo cultural y lo afectivo por parte de los estudiantes en los diferentes niveles educativos. Sin duda es un reto difícil para el sector educativo porque el aprendizaje de los alumnos se vio mermado, obstaculizado, en muchos casos se detuvo, aumento la deserción porque en muchos casos decidieron dedicarse a otras actividades y dejar prácticamente olvidada la escuela; pero también es un reto para toda la sociedad porque el regreso a clases tiene repercusiones en lo social, en lo económico pues los padres de familia tendrán que volver a la adquisición de útiles escolares, probablemente de uniformes y quizás ahora con la salida de los estudiantes a las escuelas los padres de familia tendrán que realizar otros gastos dentro de esta economía golpeada por la pandemia; pero que, sin embargo, se hace necesario que los alumnos regresen no por un mandato presidencial, no por una decisión o imposición desde las autoridades sino porque es necesario para el desarrollo de manera integral de los estudiantes.
Cada uno de los maestros deberá ser tomado muy en cuenta porque es el que se va a enfrentar a la realidad con los alumnos y es aquí donde la autoridad deberá tener una visión flexible, comprensiva y empática, no dar de manera general y en un sentido meramente vertical indicaciones iguales para todos, se deberá de tomar en cuenta la horizontalidad e ir observando sobre la marcha cuál es el desarrollo en cada una de las diferentes situaciones.
¿Cómo se va a partir? ¿Se va a partir de manera general con el ciclo escolar? ¿Se va a partir de un diagnóstico de cada uno de los alumnos? Lo más importante será que el regreso a clases sea de manera organizada y paulatina con la voluntad, la solidaridad y el compromiso de autoridades y profesores para proponer los cambios necesarios que lleven a una reforma pedagógica que tendrá que darse de manera necesaria después de esta pandemia.
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Loth Olvera Arredondo, profesor jubilado. Egresado de la licenciatura en Filosofía por la UNIVA.