Redacción / Ciudad del Vaticano
El Vaticano dio a conocer sorpresivamente este sábado el documento sobre las reformas en la organización y estructura de la Curia Romana. El plan incluye un mayor papel para los laicos en la toma de decisiones y da mayor peso institucional a los esfuerzos para combatir los abusos sexuales de los clérigos.
El texto, de 54 páginas y titulado “Praedicate Evanglium” (“Proclamar el Evangelio”), sustituye a la constitución fundacional “Pastor Bonus” redactada por San Juan Pablo II en 1988.
La nueva Constitución tomó más de nueve años en ser terminada por el papa Francisco y un consejo de cardenales y entrará en vigor el 5 de junio. Poco después de ser elegido en el cargo en 2013, Francisco anunció que estaba trabajando en reformas al aparato administrativo vaticano.
El Vaticano no comentó la publicación, pero anunció una conferencia de prensa sobre el tema el lunes.
Inclusión de mujeres
La nueva constitución consta de 250 artículos y tiene, en términos generales, como objetivo situar a la Curia Romana al servicio de las iglesias locales. Asimismo, pretende promover una difusión más eficaz de la fe y fomentar un diálogo más constructivo, de acuerdo con el prólogo escrito por Jorge Mario Bergoglio.
La nueva reforma resalta el carácter misionero de la iglesia, así como la necesidad de que el Vaticano sirva tanto al papa como a las diócesis locales. Prevé mayores funciones para los laicos al declarar explícitamente que éstos —no sólo los sacerdotes, obispos o cardenales— pueden dirigir un organismo importante del Vaticano, y que todo el personal debe reflejar la universalidad geográfica de la iglesia.
Es decir, que “el papa, los obispos y otros ministros no son los únicos evangelizadores de la Iglesia”, añadiendo que laicos, tanto hombres como mujeres, “deben tener roles de gobierno y responsabilidad”.
Prevención de abuso sexual
Uno de los grandes cambios es la incorporación de la comisión asesora del papa sobre la prevención del abuso sexual a la poderosa oficina de doctrina, que supervisa las investigaciones canónicas de los casos de abusos.
Anteriormente, la Comisión Pontificia para la Protección de Menores respondía al papa, pero carecía de verdadero poder o peso institucional. A menudo se encontraba en desacuerdo con la más poderosa Congregación para la Doctrina de la Fe, que estudia todos los casos de abuso.
Ahora la comisión asesora forma parte del flamante Dicasterio para la Doctrina de la Fe, cuyos miembros, que incluyen víctimas de abusos, presuntamente pueden ejercer influencia sobre las decisiones tomadas por los prelados que deciden si y cómo sancionar a los curas depredadores.
El cardenal Sean O’Malley, jefe de la comisión pontificia, elogió el cambio que, dijo, era una prueba de los esfuerzos de Francisco para promover una cultura de salvaguarda más enérgica en el Vaticano y la iglesia en general.
“Por primera vez, el papa Francisco ha hecho de la salvaguarda y protección de menores una parte fundamental de la estructura del gobierno central de la iglesia, la Curia Romana”, dijo O’Malley en un comunicado. “Al conservar su estatus de organismo separado dentro del Dicasterio con acceso directo al Santo Padre y con su propia conducción y personal, la Comisión Pontificia reformada y reafirmada cumplirá una función cada vez más incisiva para garantizar que la Iglesia es un lugar seguro para niños y personas vulnerables”.
Otros cambios
Otros cambios incluyen la consolidación de dos oficinas para la evangelización en un solo Dicasterio. Anteriormente el Vaticano tenía dos burocracias paralelas, una para apoyar a la iglesia en el mundo en desarrollo donde los católicos son minoría y otra para revivir la fe en los países de fuerte presencia católica. La nueva oficina las combina, presidida por el papa con ayuda de dos subprefectos.
En general, el documento de reforma pide una “descentralización saludable” para dar más autoridad de decisión a obispos locales en lugar de que Roma siga siendo el eje para las decisiones de gobernanza. Pero el texto también deja claro que esa autoridad no puede tocar asuntos de “doctrina, disciplina y comunión”, una advertencia de que las conferencias individuales de obispos no pueden desviarse de las doctrinas centrales del magisterio de la iglesia.
Busca acabar con la naturaleza insular de la burocracia, en la que cada congregación opera en su propio feudo, alentando una mayor comunicación y colaboración entre las oficinas. En un alejamiento del pasado, llama a que los jefes de las oficinas del Vaticano se reúnan regularmente como grupo con el papa en lugar de individualmente, En esencia, busca que la burocracia del Vaticano funcione más como un gabinete que se reúne regularmente con el jefe de Estado.
Deja claro que cada dicasterio es considerado igual a los demás. Previamente, la secretaría de Estado del Vaticano tenía una influencia e importancia exageradas, seguida de cerca por la Congregación para la Doctrina de la fe. Ahora, todos los dicasterios tienen el mismo peso.
(Con información de AP, DPA, Reuters, RT)