Redacción
Sin duda cada vez es mayor el número de jugadores nuevos que comienzan a involucrarse de lleno con los videojuegos, pero más allá de los efectos y todo lo que involucra, muchos de estos jugadores usan por más de cuatro horas audífonos, donde a un volumen mayor creen disfrutar el juego.
Pero, de acuerdo a un reportaje que publica la Organización de las Naciones Unidas (ONU), hoy en día, los jugadores de videojuegos podrían estar arriesgándose a padecer pérdida de audición irreversible o tinnitus (zumbidos persistentes en los oídos), esto, de acuerdo a una investigación publicada en la revista BMJ Public Health y recogida por la Organización Mundial de la Salud.
Se informó que debido la popularidad de estos juegos, los expertos instaron a tomar más medidas para concienciar sobre los riesgos potenciales. Una estimación indicó que había más de 3 mil millones de jugadores en todo el mundo en 2022.
En la publicación se indica que los auriculares y cascos han sido reconocidos como fuentes de niveles sonoros potencialmente peligrosos, se ha prestado relativamente poca atención a los efectos de los videojuegos en la pérdida de audición, dijeron los investigadores, añadiendo que los jugadores suelen jugar con niveles de sonido de alta intensidad y durante varias horas seguidas.

TOME NOTA
Dentro de los estudios, se informó que los niveles sonoros notificados fluctuaron entre 43,2 decibelios (dB) en dispositivos móviles y 80-89 dB en centros de juego, mientras que la duración de la exposición al ruido variaba en función del modo y la frecuencia de acceso; de diario a una vez al mes, durante al menos una hora cada vez, con una media de tres horas a la semana.
Asimismo, se destacó que 6 estudios informaron sobre la prevalencia del videojuego entre los jóvenes, que osciló entre el 20% y el 68%. Dos estudios surcoreanos informaron de una prevalencia de uso de centros de juego en torno al 60%.
Ante ello, han emitido una especie de alerta a la población y a los jóvenes a moderar el uso de audífonos por tiempo prolongado para que los oídos no se vean dañados a la larga.