Redacción / Ciudad de México
Los conflictos tienen consecuencias imprevistas y por eso es necesario “hacer todo lo posible para intentar encontrar una solución diplomática a lo que podría ser una guerra enormemente destructiva en Ucrania”, declaró en días pasados el senador estadounidense Bernie Sanders, en un artículo de opinión para el periódico The Guardian.
El político subrayó que actualmente es imposible cuantificar “el costo humano de una guerra de este tipo”. Detalló que “podría haber más de 50 mil víctimas civiles en Ucrania, y millones de refugiados que inundarían los países vecinos al huir de lo que podría ser el peor conflicto europeo desde la Segunda Guerra Mundial”. “Además, por supuesto, habría muchos miles de muertos entre los militares ucranianos y rusos”, señaló, añadiendo que también existe la posibilidad de que la guerra regional se extienda a otras zonas de Europa y lo que podría ocurrir entonces sería “aún más espeluznante”.
Según consigna la cadena de noticias RT, Sanders advirtió sobre el impacto en la economía mundial que tendría la guerra. “Las sanciones contra Rusia y la amenaza de respuesta rusa a esas sanciones, podrían dar lugar a un trastorno económico masivo: con impactos en la energía, la banca, los alimentos y las necesidades cotidianas de la gente común en todo el mundo”, manifestó.
Apuntó que en caso de conflicto “cualquier esperanza de cooperación internacional para hacer frente a la amenaza existencial de la crisis climática mundial y las futuras pandemias sufriría un gran revés”.
En opinión del senador, el presidente ruso, Vladímir Putin, es “el principal responsable” de la actual crisis.
“Debemos dejar claro que la comunidad internacional impondrá severas consecuencias a Putin y sus asociados si no cambia de rumbo”, manifestó. “Me preocupa enormemente cuando oigo los conocidos tambores de Washington, la retórica belicosa que se amplifica antes de cada guerra, exigiendo que debemos ‘mostrar fuerza’, ‘ponernos duros’ y no participar en el ‘apaciguamiento’. La negativa simplista a reconocer las complejas raíces de las tensiones en la región socava la capacidad de los negociadores para alcanzar una solución pacífica”, añadió.
La doctrina Monroe
Sanders afirmó que uno de los factores precipitantes de la tensa situación, desde el punto de vista de Moscú, es “la perspectiva de una mayor relación de seguridad” entre Kiev, Washington y Europa del Este. Además, señaló que las autoridades rusas ven como una amenaza que Ucrania se una a la OTAN y agregó que Rusia, al igual que EE.UU., tiene interés en las políticas de seguridad de sus vecinos. “¿Alguien cree realmente que EE.UU. no tendría algo que decir si, por ejemplo, México formara una alianza militar con un adversario estadounidense?”, preguntó.
Recordó que durante los últimos 200 años Estados Unidos ha operado bajo la Doctrina Monroe, “abrazando la premisa de que como potencia dominante en el hemisferio occidental”, el país norteamericano tiene derecho a intervenir contra cualquier país que pueda amenazar sus supuestos intereses. “Bajo esta doctrina hemos socavado y derrocado al menos una docena de gobiernos”, apuntó. “En 1962, estuvimos al borde de la guerra nuclear con la URSS en respuesta a la colocación de misiles soviéticos en Cuba, a 90 millas [145 kilómetros] de nuestra costa, que la administración Kennedy consideró una amenaza inaceptable para nuestra seguridad nacional”, detalló.
“Los países deberían ser libres de tomar sus propias decisiones en materia de política exterior, pero tomar esas decisiones de forma inteligente requiere una seria consideración de los costes y los beneficios”, dijo el político.
Apuntó que la entrada de Estados Unidos y Ucrania en una relación de “seguridad más profunda” supuestamente tendrá “algunos costos muy serios, para ambos países”.
Para concluir, Sanders manifestó que EE.UU. debe “apoyar enérgicamente los esfuerzos diplomáticos para desescalar esta crisis y reafirmar la independencia y soberanía de Ucrania”. Sin embargo, subrayó que no se pueden olvidar “los horrores que causaría una guerra en la región”. “Debemos trabajar duro para lograr una resolución realista y mutuamente aceptable –que sea aceptable para Ucrania, Rusia, Estados Unidos y nuestros aliados europeos– y que evite la que podría ser la peor guerra europea en más de 75 años”, finalizó.