Redacción / Moscú, Rusia
Miles de personas hacían fila el sábado para despedir al exlíder soviético Mijaíl Gorbachov, que puso en marcha reformas drástica que ayudaron a poner fin a la Guerra Fría y precipitaron la desintegración de la Unión Soviética, en una ceremonia a la que no asistirá el presidente de Rusia, Vladimir Putin.
La negativa del Kremlin a declarar un funeral de Estado refleja la incomodidad que despierta el legado de Gorbachov, venerado en todo el mundo por la caída del “Telón de Acero” pero vilipendiado por muchos en su país por el colapso soviético y la posterior crisis económica que arrastró a millones de personas a la pobreza.
La sala se abrió a las 10.00 hora local e iba a cerrarse dos horas más tarde, pero los rusos seguían haciendo pacientemente cola para entrar a dar su último adiós a Gorbachov, cuyo féretro con dos guardias de honor a cada lado está expuesto en la Sala de las Columnas, reservada a personalidades ilustres.
Por ello las exequias, que no tienen carácter de Estado, pero con “algunos elementos” como la guardia de honor, según justificó el Kremlin esta decisión, se prolongaron más allá de lo programado.
Dos horas se tardaban para entrar en el histórico edificio para rendir homenaje a ‘Gorbi’ y depositar rosas y claveles delante del ataúd.
Un fuerte dispositivo policial acompañaba a los ciudadanos que se acercaron a la Casa de los Sindicados, con vallas, arcos de seguridad a lo largo del recorrido.
Familiares del fallecido político estaban sentados a la derecha del féretro, detrás del cual había una bandera rusa con un lazo negro.
Por delante pasaron varios cientos de ciudadanos, tanto familias con niños pequeños como adolescentes y mayores, tanto rusos como extranjeros.
El presidente ruso, Vladimir Putin, se excusó por un “tema de agenda”, pero el mandatario se despidió de Gorbachov el jueves en el Hospital Clínico Central de Moscú donde murió el último dirigente soviético.
De momento el único mandatario extranjero que acudió a Moscú para despedirse de quien es considerado uno de los políticos más relevantes del siglo XX en Occidente ha sido el primer ministro húngaro, el ultranacionalista Viktor Orbán.
También se despidieron del padre de la perestroika los embajadores de EEUU., el Reino Unido y Alemania, entre otros.
(Con información de AFP, AP, DPA)