Loth Olvera Arredondo
Y después de 17 meses este lunes 30 de agosto regresaron a las aulas cientos de miles de alumnos de educación básica en escuelas públicas y particulares, lo mismo que miles de maestros de los 3 niveles: preescolar, primaria y secundaria. De los 25 millones de alumnos de educación básica, a decir de la Secretaría de Educación Pública (SEP) alrededor de 11 millones se incorporaron a las clases presenciales; sin embargo creo que las cifras no son lo más importante, sino el hecho mismo del regreso a las clases presenciales.
No sin ciertas manifestaciones de miedo, que puede ser natural ante un peligro inminente, pero que en este caso es más alimentado por prejuicios, ignorancia, desinformación y lamentablemente en un buen porcentaje causado por la falsa información de las redes sociales y algunos medios de comunicación (infodemia) el regreso a clases se dio; sin embargo, parece que es más fuerte la alegría que provoca el regreso a las clases presenciales en los millones de alumnos que volvieron a las aulas que el temor, miedo o nervios que algunos niños manifestaron.
Es muy pronto para ver resultados del regreso a clases, pero según la SEP se siguen sumando alumnos a las clases presenciales y se espera que en el transcurso de los días la asistencia aumente. Esto es importante porque se está devolviendo a los niños y adolescentes parte del espacio público que habían perdido con el confinamiento y que ahora recuperan al regresar a la escuela, espacio que es esencial para su desarrollo socio-afectivo y que en etapas tempranas de la niñez es fundamental para su vida de adultos.
Según algunos especialistas en infancia expresan que la vuelta a la escuela les brinda a los niños y adolescentes la oportunidad de construir comunidad, de desarrollar una actitud solidaria, de pensar en el otro y de participar en discusiones o diálogos colectivos; estos aspectos no tendrían el mismo desarrollo si los alumnos continúan encerrados. El miedo de los adultos no debe obstaculizar las necesidades de los niños, las voces de los niños también deben de ser tomadas en cuenta y el sentir de la mayoría era regresar a clases. Con esto no quiero decir que no vaya a haber contagios, por supuesto que los habrá, pero el beneficio será mucho mayor comparado con los mínimos riesgos que en la escuela tendrán los alumnos; siempre y cuando haya una responsabilidad compartida entre padres de familia, profesores y alumnos. No estoy poniendo en duda o en tela de juicio que la salud es lo más importante pero no debe ponerse de pretexto para mantener a los niños, niñas y adolescentes confinados por más tiempo. Ya fue suficiente el daño, poco o mucho, consciente o inconsciente que se les ha causado en esta pandemia.
Otro beneficio que trae el regreso a clases y que quizás no se ha dimensionado su importancia es la recuperación del tiempo y el espacio de las madres. Las madres de familia, aunque no exclusivamente pues sin duda habrá abuelas, tías o hermanas que modificaron sus actividades para atender a los niños de acuerdo a las nuevas dinámicas que impusieron las clases virtuales. En el confinamiento el trabajo dentro del hogar se triplicó por lo que muchas mujeres salieron del mercado laboral, renunciaron a un trabajo remunerado para cuidar a sus hijos e hijas en edad escolar cuando en otras circunstancias estarían en la escuela. El Instituto Nacional de las Mujeres, a través de su presidenta, señaló que era “necesario” el regreso a clases no sólo para los niños, niñas y adolescentes sino también para las madres. Esto “les brindará a las mujeres la oportunidad de retomar sus vidas y sus actividades profesionales, contribuyendo a su salud física y mental garantizando que contribuyan desde sus diferentes trincheras a un México más incluyente e igualitario”. La participación de las mujeres en la economía del país tiene un papel importante pues contribuyen al crecimiento del PIB y al bienestar de la sociedad.
Por lo pronto como sociedad seamos responsables y conscientes de que sin la participación solidaria de todos no saldremos adelante. Es una pandemia porque nos afecta a todos y por lo tanto la cooperación entre todos será también la manera de salir airosos de este sufrimiento colectivo. Revaloremos la vida en todas sus manifestaciones, quizás esta sea la oportunidad para buscar la fraternidad humana y dejar a un lado el individualismo y la visión consumista y materialista del mundo.
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Loth Olvera Arredondo, profesor jubilado. Egresado de la licenciatura en Filosofía por la UNIVA.