Benjamín Segoviano / Guanajuato, Gto.
Se llama Raúl. Trabaja en el edificio conocido como Casa de Moneda, en la ciudad de Guanajuato, donde es el encargado de recibir y registrar a los derechohabientes del ISSSTE que acuden a realizar algún trámite, ya que el inmueble aloja oficinas de varias dependencias federales.
En los ratos libres que le deja su jornada, y sobre todo al cobijo del calor hogareño, este joven de 28 años dobla con presteza e ingenio trozos de papel, que une posteriormente en estructuras encadenadas que, en principio, parecen no tener forma definida, aunque conforme avanza uno se da cuenta que su labor tiene sentido… y mucho.
De sus hábiles manos surge todo tipo de especímenes animales, objetos y figuras, muy atractivas y coloridas: búhos, gatos, pavorreales, calabazas de Halloween, un arbolito de Navidad… Todos poseedores de una notable delicadeza no carente de valor artístico.
Serio y de pocas palabras, Raúl relata que su afición a esta actividad surgió de observar lo que hacía un compañero de su anterior trabajo, Luis Chowell. Le atrajo tanto, que un día se decidió a probar. Apoyado en los consejos de su colega, sus creaciones pronto comenzaron a llamar la atención de otros empleados y de los visitantes.
Su traslado a Casa de Moneda tuvo como efecto involuntario que sus pequeñas esculturas de papel fueran conocidas por más personas, debido a que muchos burócratas acuden a diario al lugar a resolver todo tipo de asuntos.
Y aunque su afición es más bien hobby, no negocio, sus piezas son tan llamativas que la gente comenzó a preguntar si las vendía. Reticente al principio, finalmente aceptó realizar algunos encargos. Así, varias obras se han ido a la Ciudad de México, a Mazatlán (Sinaloa) e incluso a Estados Unidos, y de un catálogo inicial muy modesto ha pasado a tener más de 40 diseños.
Mientras hablamos, Raúl Ávalos no deja de mirar inquisitivo el pedacito de papel que trae entre manos, dando rienda suelta a su prolífica imaginación para hacer surgir la siguiente figura: un cisne blanco como el papel bond con que trabaja.
Aunque para él la tarea parece fácil, el empeño que pone es tanto que uno lamenta la falta de promoción de las autoridades para esta actividad artesanal, que bien merece el esfuerzo de ser parte de alguna exposición, sobre todo en una ciudad tan turística como la capital del estado.
Hacemos votos porque así sea.